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Protesta por los hombres vencidos
Álvaro Vélez Calle
1966
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Editor: Medellín
Cultura 1966 .
Edición: 1a ed .
Descripción: 138 p. 20 cm .
Medellin, Tall. Gráf. de Editorial Cultura, 1966
Páginas 4 a 7
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Título
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Protesta
por los hombres vencidos . Libros
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Autor(es)
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Publicación
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Colombia
: Cultura
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Descripción Física
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138 p
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Idioma
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Español;
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Clasificación(es)
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Materia(s)
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DEL
AUTOR
Tengo
más de treinta años: Nací - accidentalmente en un pin-
toresco
pueblo antioqueño, con marcado ancestro de arrieros so-
ñadores,
Las primeras vocales las aprendí en una escuela públi-
ca; en
ese entonces todos los muchachos vestíamos pantalón cor-
to y
generalmente asistíamos al plantel sin zapatos, pues, és-
tos,
los debíamos usar los domingos, Auncuando mi familia se
preciaba
entre las mejores del pueblo, -prejuicios burgueses-
la mala
fortuna nos acompañó siempre.
Atendiendo
a la costumbre, tan arraigada en nuestras gen-
tes
antioqueñas, de tener un "curita" en la familia, mis padres
trataron
de que me convirtiera en el "obispo" de la casa, moti-
vo por
el cual, me internaron, durante tres penosos años, en un
colegio
de Eudistas; donde leer la Biblia y el Quijote -era "pe-
cado
mortal" -. Jamás he podido saber qué significan estas dos
palabras,
Debido
a mi atroz internado, a mis pésimas calificaciones
en
conducta religiosa, indisciplina, y a mi tremendo aburrimien-
to,
terminé por enfermarme de "taquicardia" y del sistema ner-
vioso,
No me interesaba sino por las novelas de Julio Verne, los
deportes
y la primera novia que nunca pude ver más de dos ve-
ces. De
mis estudios en la universidad podría decir lo mismo, in-
disciplina,
amor por los deportes, por las huelgas y por las co-
legialas. Años irreeponsobilidad, que mi madre, una mujer
maravillosa,
me reprochaba con su famosa máxima: "Errores
en la
juventud son letras giradas para la vejez". Ahora he em-
pezado
a pagar estas letras y seguí haciéndolo, no hay reme-
dio.
Después
Cali, el matrimonio. Nací para asociarme. Nuevos
viajes,
luego Bogotá, años de estudio en una facultad
de
derecho, terribles dificultades económicas y la incierta visión
de un
diploma como "Doctor en Derecho", en un país donde la
única
ley existente y valedera está en manos del "Gamonal de
turno"
y del acaudalado señor. Al diablo con esta profesión pue
me
acreditaría, para lanzar viudas, dictar sentencia en favor
de
usureros y arremeter contra infortunados. Los estudiantes
han
sido conejillos de laboratorio, y nosotros lo fuimos de una
dictadura
que escribió su genocidio un ocho y nueve de Junio
con gran arremetida brutal de
ametralladoras.
'
'
Después
los años amargos frente a la lucha por la supervi-
vencia,
la pelea del fuerte contra el débil, la intriga, la audacia,
"la
maldita vida", los "consejos señoreros". Como vendedor de
seguros
grandes éxitos, "excelente vendedor", "estrella", "ven-
dedor
honorífico", bla, bla, bla. Medallas, diplomas, recepciones,
etc. y
un final dramático: me despidieron por indisciplinado,
sin fórmula de juicio, debido a mi irrenunciable espíritu prole-
tario,
que no encajaba dentro de las normas de compostura, cor-
bata,
recogimiento y servilismo incondicional, al patrono y due-
ño de
la Cía. Años de angustia, caos y desesperación, pero
siempre
optimista y confiado en los más inalienables valores
del
espíritu.
Por mi
ancestro de arriero, -me tienen sin cuidado los a-
pellidos
cortesamos-, hube de ensayarme como "[inquero", a-
prendiendo
de la miseria y abandono en que sobreviven nuestros
campesinos,
los que rompen surcos y siembran sudores, los que
malvenden
sus cosechas a oportunistas sin corazón pero terri-
blemente
religiosos y fanáticos, los que sacan del río peces mul-
ticolores,
en fin, conocí al hombre verdadero, de piel a piel. Me
dolían
las manos por inútiles, y me duelen aún.
Toda
obra humana, debe ser un testimonio de conciencia. Una
verdad.
Que duele a algunos, la verdad nos duele, es un fe-
nómeno
humano. El hombre siempre ha eludido la verdad; vi-
ve un
mundo de dioses y mitos. Adular y mentir son palabras
muy
fáciles, pero caemos en el error de confundirnos y nos
embriagamos
de falsedad.
Estos
poemas son mi testimonio. Mi verdad. Quién se sienta
aludido
o herido en su mundo mitológico debe buscar su mun-
do
real. Mentir en mis actos de conciencia, sería empequeñe-
cerme y
mi único patrimonio "radica en la verdad de mis con-
ceptos. Esta es mi verdad, escribir lo que siento.
---
Última página.
Última página.
Título de la Obra
PROTESTA POR LOS HOMBRES VENCIDOS
PROTESTA POR LOS HOMBRES VENCIDOS
Autor
Álvaro
Vélez Calle
Derechos
reservados
Primera
edición Julio 1966
Carátula de
Claudia
Samper
Este libro se terminó de impri-
mir el día 9 de Julio de 1966,
en los talleres gráficos de
EDITORIAL CULTURA,
MedelIín - Colombia.
UNIVERS'DAD
DEL VALLE
DEPARTAMENTO DE BIBLIOTECAS
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