domingo, 27 de octubre de 2024

Proemio de "Los caminos recrudecen la espera" de Carlos-Enrique Ruíz. Recorrido de sueños y laberintos. Marcela del Río Reyes*. Papel Salmón, La Patria, Manizales, 26 DE OCTUBRE DE 2024.

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“Navigare necesse est, vivere non necesse" , FLUCTUAT NEC MERGITUR 

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Viene, actulización y complemeto de:

NTC ... 2 de diciembre de 2012

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Proemio de 

Los caminos recrudecen la espera

de Carlos-Enrique Ruíz

Recorrido de sueños y laberintos

Marcela del Río Reyes*

Papel Salmón, La Patria, Manizales, 26 DE OCTUBRE DE 2024.

https://www.calameo.com/read/004765973b9c9eea8f6d8

Matriz https://www.calameo.com/books/004765973b9c9eea8f6d8

El libro es una suma de ires y venires por las rutas del mundo: 

de la concordia a la disputa, de la disputa a la concordia; 

del destello a la oscuridad y de la oscuridad al destello.


¡Qué pasos andados y desandados! ¡Qué caminos derechos y torcidos tuvo que caminar el poeta para descubrir los ríos ocultos de los ires y venires del mundo!

 ¡Qué eventos sucedidos en qué tierra de oscuros desatinos produjo que los ojos se fijaran en los pies que buscan lugares escondidos, donde detener su camino y mudar el lugar sin negar el origen! 

¡Qué estrella señaló nuevos derroteros para marcar entre ellos el sitio del arraigo en un nuevo lugar, dejando atrás hogares que serán en sueños recordados! ¡Qué oídos fueron necesarios para escuchar el dilema para fijar el sitio entre la duda y la certeza, como quien lanza un dardo hacia un destino fijo, con la venda en los ojos y la mira en un efímero espejismo!  

¡Saber mirar! ¡Saber oír! Escuchar las voces que se han ido y que regresan. ¡Escuchar los cantos, los gemidos, la lucha de los depredadores y las presas! Sólo un poeta tiene esas capacidades, un Carlos-Enrique Ruíz que conversa con las sombras, con las luces, con las cigarras y los grillos; con aquellos que se fueron y aquellos que volvieron, consigo mismo en la penumbra de los entresijos de los nidos. Que dialoga con la piedra y el tiempo, con el agua y el río. Con el árbol y el gusano que quieren ser oídos. 

El poeta dice que “cuando el tiempo se deje de sí mismo, los espejos alcanzarán la duración del símbolo”. Ese tiempo es  la “canción del destierro en la simiente del retorno”, es la historia que nos acecha desde atrás de nosotros, desde el pasado intemporal, y Carlos-Enrique Ruíz nos lo dice con la visión del poeta que, como un dios, mira el mundo total, sin dejar de observar el vaivén de cada arena que es arrastrada por el impulso de las olas sobre la playa virtual de la conciencia. 

¡Qué emociones en el poeta pudieron despertar las mariposas heridas en su viajar por los espacios milenarios del dolor y el olvido, de la nostalgia y del penar sin sentido! 

¡Qué decir del rencor que nace entre la bruma del desterrado y que el poeta recoge en palabras que son cuchillos para amedrentar al miedo! ¡Qué decir de la sumisión que en la falsa luminosidad del regreso, aturde al orgullo y embrolla la congruencia! El poeta descubre en esa desolación, las quimeras que han de ser desechadas para hacer que la ilusión se cumpla en el silencio de la palabra impronunciada, “con meditaciones cargadas de espera”. El poeta va y viene deslizándose sobre el tema del destierro: La partida y el regreso, los que esperan a los que se van, los que vuelven y los que esperan lo que no quiere volver: la esperanza. Sobre el tema del  amor y de la agonía. La voz poética no sólo expresa, exprime el tema del   peregrinar del ser en su dimensión humana, privada y social, hasta su globalización en un mundo que añora el transcurrir sin fugas ni retornos, sin dudas ni acertijos, cuando se vive en la convivencia de la fraternidad y de la paz. 

El libro es una suma de ires y venires por las rutas del mundo: de la concordia a la disputa, de la disputa a la concordia; del destello a la oscuridad y de la oscuridad al destello. 

El poeta es un espectador del recorrer de la Humanidad por “los caminos tortuosos de la vida” que revela las búsquedas de diálogo, de las “realidades de la ilusión” que imponen la clausura “en ese caminar despavorido” de los amantes, los enemigos, los paseantes, los viajeros. 

El poeta nos enfrenta a la dureza de la piedra, a la blandura del agua; a la solidez del dolor y a lo efímero de la felicidad. Su voz penetra en la cóncava palabra de los amantes y en la plegaria de las estrellas. Analiza la invertebrada columna del amor, con sus despertares y sus insomnios, sus desavenencias y sus reencuentros, con sus “instantes de abandono de los dioses”. 

El poeta recorre los sueños, los laberintos de la vida, los campos de cosecha, los rituales. Todo camino, toda acción humana, toda emoción, toda duda y todo descubrimiento son analizados, recorridos en disección continua por la voz poética que suma y resta, verifica y concluye; en ilusión de encontrar la piedra angular de la esperanza; en el ansia de deshacer “la crueldad que merodea en espacios íntimos de las rocas y los dinosaurios”. 

El mundo heredado nos marca como a la res el hierro, así, el poeta quiere voltear de revés los caminos, para lograr que no se recrudezca la espera en un mundo más confiable, por ello escudriña “el claroscuro de la vida”, para hacer estallar “la ceremonia de pañuelos blancos”, la cibernética y el dolor del gusano que clama en un grito invadido de agonía, por ser escuchado.

 Talvez lo que Carlos-Enrique Ruíz nos está pidiendo en este poemario es que no pensemos que todo está perdido; que debemos escuchar al gusano, a la piedra, al árbol, al cristal y a la porcelana y no dejarlos morir. Si las puertas parecen todas cerradas, aunque los caminos recrudezcan la espera, de nosotros depende abrir al menos una: la puerta de la esperanza.


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 *Escritora mexicana, con doctorado en Filosofía de la Universidad de California. Profesora en la Universidad Central de la Florida. Narradora, poeta, ensayista, autora de obras de teatro. Premio León Felipe. Premio Nacional Juan Ruiz de Alarcón. Premio Letras de Oro. Entre sus múltiples obras publicadas están: Cuentos arcaicos para el año 3000; Trece cielos, Temps en paroles y Homenaje a Remedio Varo. Fue colaboradora de la Revista Aleph, donde se le exaltó con Reportaje: “Marcela del Río” (Revista Aleph No. 68 (1989; pp. 55-64)

“Marcela del Río” 

Revista Aleph No. 68 (1989; pp. 55-64


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Marcela del Río y sus respuestas a la Esfinge

Por Carlos-Enrique Ruiz

Todos los latinoamericanos somos hojas, ramas y frutos del mismo árbol.                                         Marcela del Río I. La…

Leer más

https://www.revistaaleph.com.co/marcela-del-rio-reyes-y-sus-respuestas-a-la-esfinge/

 Revista Aleph No. 184. (Enero/Marzo, 2018; Año 52)

https://www.revistaaleph.com.co/edicion/edicion-no-184/

https://www.revistaaleph.com.co/site/wp-content/uploads/2024/02/Revista_Aleph_No_184.pdf

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miércoles, 23 de octubre de 2024

Travesía de la luz. Javier Tafur González. Antología personal. Sonetos. Septiembre 2024. Ediciones La Sílaba, Cali. 504 páginas. NTC ... registros

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Travesía de la luz
Javier Tafur González ( 1 ) 
Antología personal. Sonetos 

Presentación por Fernando López Rodríguez

Septiembre 2024. Ediciones La Sílaba, Cali. 504 páginas

NTC ... registros 



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Web del poeta

Curriculum Vitae de Latinoamerica y el Caribe CVLAC

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ANTOLOGÍA PERSONAL. Selección 
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viernes, 4 de octubre de 2024

O Poeta de Vidro. Antologia Pessoal. Armando Romero. Editora Exclamação, Porto, Portugal. 2024. Páginas: 148

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O Poeta de Vidro

Antologia Pessoal

 Armando Romero

Editora Exclamação, Portugal, 2024. Páginas: 148




SINOPSE

A poesia de Armando Romero não tem precedente em nenhuma escola ou grupo conhecidos. Não lhe encontro essas raízes, esses rastos que denunciam presenças alheias, visões retomadas, condição, já agora, nada pejorativa sempre que essas presenças e essas visões sejam grandes e válidas. Encontro na poesia de Romero um aproximar-se, um palpar e um narrar, depois, um mundo que lhe é essencial e que só se pode partilhar através da ­na fenda dos seus poemas. Que invejável e que terrível é esta condição. Não me parece que esta poesia usufrua − ou sofra, dependendo do ponto de vista − do que se costuma chamar uma grande difusão, uma certa popularidade. São poemas escritos só para o poeta, são como água que uma nora febril devolve primeiro ao seu leito. Fazer esta poesia, vivê-la como a viveu Armando Romero, é o que faz de um poeta um conde – nado. Daí a desolação e o amor, a desordem e a felicidade que semeia à sua passagem por entre toda a gente, «oh, a gente inculta, sempre a dar opiniões!».

Álvaro Mutis

(VI Prémio Rainha So­a de Poesia Ibero-Americana)

Texto en español: Ver más adelante. 

Páginas web de la Editorial

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El libro en la librería Exclamação

Octubre 1 de 2024


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NTC ... ENLACES

NTC ... 14 de febrero de 2012

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Mi amigo el poeta Armando Romero

Por Álvaro Mutis 

Reroducido en la revista ALEPH, No. 160, Enero/Marzo 2012. Año XLVI

Monográfico sobre la obra de Armando Romero

 https://www.revistaaleph.com.co/edicion/edicion-no-160/

EL TEXTO

https://www.revistaaleph.com.co/mi-amigo-el-poeta-armando-romero/


La poesía es un ejercicio para condenados. Los poetas transitan por la calle con el rostro y con los gestos de los demás transeúntes y sólo así sobreviven porque si hubieran de vestirse con el traje de amianto y fósforo que les corresponde, las gentes huirían a su paso y el pavor reinaría a su alrededor como una luminosa corona justiciera. Los poetas entienden esta situación y aceptan la penosa carga de este mimetismo humillante. Pero queda una zona en donde esta condición de víctima señalada por los siete dedos de la lucidez, la belleza, la ira, la intemporalidad, el sueño, la muerte y el amor, es inocultable. Esta zona la señalan las palabras del poeta, su mirada y su trato con los demás condenados.

Yo no conozco ejemplo más elocuente de esta condición, que señalo con la altanera humildad del amigo, que el de Armando Romero. Así se me apareció un día en México y dejó en mi oficina, al despedirse, esta estela de ozono, ese murmullo de diamantes que estallan en cadena, que son los signos que deja el poeta a su paso. Lo frecuenté luego, nos hicimos amigos, leí su poesía y sus relatos y ni una sola palabra suya desdijo o traicionó esa cauda de cometa visionario que había dejado. Lo sigo viendo a mi paso, ¡ay!, fugaz y atropellado a mi pesar, por Caracas y siempre me deja esa impresión vigorizante, enternecedora y temerosa de haber estado con alguien que visita regiones y seres del dominio maldito, de los que saben y no olvidan, de los que ven y jamás padecen las tinieblas.

Esta poesía de Armando Romero no tiene antecedente en ninguna escuela o grupo conocidos. Yo no le encuentro esas raíces, esos rastros que denuncian presencias ajenas, visiones retomadas, condición por cierto nada peyorativa siempre que esas presencias y esas visiones sean grandes y valederas. Yo encuentro en la poesía de Romero un acercarse, un palpar y un narrar, luego, un mundo que le es esencial y sólo compartible a través de la delgada rendija de sus poemas. Qué envidiable y qué terrible condición es ésta. No creo que esta poesía goce — o padezca, según se mire – lo que suele llamarse una gran difusión, una cierta popularidad. Son poemas, escritos sólo para poeta, son como agua una noria febril devolviera a su cauce primero.

El hacer esta poesía, el vivirla como la ha vivido Armando Romero, es lo que hace de un poeta un condenado. De allí la desolación y el amor, el desorden y la dicha que siembra a su paso por entre las gentes, «¡oh, las intonsas gentes, dando siempre opiniones!»


N-B.: Prólogo al libro Del Aire a la Mano, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura. Colcultura, 1983
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EL POETA (MÁS QUE DE VIDRIO) DE ALEACIONES DURADERAS

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NTC ... 29 de abril de 2009

10.0 x 15.0 x 0.4 cms. 75 páginas. Primera edición.

No. 46. Abril 2009. Primera edición
LIBRO COMPLETO, virtual

NTC ... 27 de julio de 2010

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