sábado, 4 de abril de 2009

"Paños menores". Jotamario Arbeláez. Edición Planeta. 2009

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EDICIÓN PLANETA, Marzo de 2009
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Carátula del libro
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Jotamario Arbeláez
El poeta en el Centro Virtual Isaacs CVI de la U. del Valle: click aquí

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Contraportada
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Texto
Paños menores, del poeta nadaísta Jotamario
Arbeláez, es la invitación a la vida, a la sonrisa
de gratitud, al abrazo fraterno, a la carcajada
de liberación que Arbeláez nos extiende. Una
autobiografía de la herencia, el amor a la familia,
la poesía vivida como una fisiología, inspiración
respirada a la manera de Marcel Proust. “Lo más
grande que recuerdo de mi infancia es la mesa de
sastrería / de mi padre que ocupaba tres cuartos del
comedor… entre rollos de paño que tenían un olor
que aún perdura en las fosas de mi memoria…”.
El poeta ha volcado aquí todo su dilema existencial,
que es el mismo que desde hace ya más de un siglo
ha vulnerado a la poesía moderna: el acercamiento
al borrarse del sentido, a la pérdida de significación,
entidades que Jotamario bordea diestramente,
auxiliado con los instrumentos de la ironía: ¿cómo
encontrar palabras que digan algo que no es algo?”.
Sergio Mondragón

El jurado decidió “otorgar por unanimidad el Premio
Internacional de Poesía Víctor Valera Mora 2008
al libro titulado Paños menores, del colombiano
Jotamario Arbeláez, por la fuerza vital de sus
imágenes, su propositiva relación con la historia que
de lo universal conduce a lo familiar y personal, por
su poética contemporánea y por la manera en que
renueva el lenguaje común, entretejido con ironía y
humor, propiciando un sugestivo acercamiento con
el lector”.
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II Edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora
http://www.celarg.org.ve/Espanol/Premio%20VictorValera%20Mora%202%20Edicion.htm
Web de CERLARG
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El viernes 29 de agosto de 2008 se dio a conocer el veredicto de la II Edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, donde resultó ganador el poeta colombiano Jotamario Arbeláez. El jurado, integrado por María Baranda, Luz Mary Giraldo y Enrique Hernández D' Jesús, decidió otorgar por unanimidad el premio en su II Edición al poemario titulado Paños menores, “por la fuerza vital de sus imágenes, su propositiva relación con la historia que de lo universal conduce a lo familiar y personal, por su poética contemporánea y por la manera en que renueva el lenguaje coloquial entretejido con ironía y humor, propiciando un sugestivo acercamiento con el lector”, según el veredicto emitido. El autor del poemario recibió el 29 de octubre de 2008 la cantidad de cien mil dólares ($100.000,00 USD). En esta oportunidad participaron 147 poemarios provenientes de Argentina, Bolivia, Cánada, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Francia, Guatemala, Honduras, Italia, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana, Suecia, Uruguay y Venezuela.
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Click para ver el veredicto en imagen
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Caratula del libro publicado por Editorial Alforja Arte y Literatura, México.
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Introducción a Paños menores

Puntadas sin dedal
Jotamario Arbeláez, Bogotá, abril 2001
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Recién me vine a enterar de que habíamos sido pobres en el entierro de mi padre, cuando la tía Tina sollozando reclamaba a la vida por esa penuria tan infinita que le había tocado al pobre Jesús. Sin embargo recuerdo que siempre vestí de paño, a diferencia del dril de mis compañeros, así mis pantalones fueran hechos con los retazos que quedaban de los trajes completos y a la medida de los clientes adinerados. Y los zapatos reventaban de brillo con chinola, trapo y cepillo, pues eran la extensión de la elegancia de un vestido confeccionado por un sastre veterano de varias plazas.

A pesar del calor de Cali, en los años cuarenta se había impuesto la fiebre del hilo, y a los señores les gustaba lucir vestido completo. Mi padre, que había escuchado el rumor, cayó en esa ciudad procedente de Antioquia e, igualmente motivada, la familia de mi madre del Ecuador. El éxito modesto de las tijeras de papá era el eterno de la gran costura, convertir a un hombre invisible en un dechado de perfección física. Se puede anchar las espaldas, sacar el pecho, disimular la joroba, hundir la barriga, corregir las desproporciones. Puedo hacer de usted un hombre elegante, lo que no puedo es convertirlo en un caballero si no lo es, advertía don Jesús a su cliente confirmándole el crédito.

Siempre la olla humeaba no sólo para los diez de la casa sino para todos los que llegaran, costumbre que nos venía de la abuela que rogaba todas las noches –en oraciones que yo le acolitaba desde la cama de al lado– por ochenta parientes reconocidos. Tuve caballito de palo, pistola de fulminantes, binóculos, balón y bicicleta con cornetín. Y encima del escaparate donde papá ocultaba la foto de una novia lejana, mi buena o mala estrella enredó entre mis manos un par de libros que me golpearon la cabeza en tal forma que me desligué del amor para dedicar mis incipientes elaciones a la estética y la literatura: De sus lises y de sus rosas de Vargas Vila y El amor, las mujeres y la muerte de Schopenhauer.

Quería mi padre graduarme para deslumbrar en el foro, y me enseñaba discursos célebres de Cicerón a Diógenes Arrieta y a Gaitán, así como algunas poesías para ejercitar la memoria, perdonándome en cambio los ejercicios contables. Cuando perdí el bachillerato en Santa Librada, por haberme dejado engatusar terminando el último año por un Zarathustra de la montaña que pasó dictando conferencias en contra de la existencia, mi frustración tomó los ribetes de un trauma, por el desperdicio de todos los panes que me comí y de todos los pantalones y camisas que desgasté y de todos los textos que nunca abrí mientras progresaba irrisoriamente hacia el doctorado. A pesar del diploma falsificado que me elaboró Armando Holguín calcado del suyo para presentar en el convite asirio que me prepararon en casa y donde tenía una novia en cada patio, quedé marcado para siempre con el estigma del fracaso.

Gonzaloarango había predicho que la poesía sería mi tabla de salvación, pues “Colombia ha perdido un sastre pero ha ganado un poeta”. Escribí entonces mi primer poema nadaísta en forma de violenta requisitoria contra el claustro y contra la métrica, con tan buen recibo que muy pronto resulté convertido en un clásico de la barbarie. Santa Librada College fue desde entonces mi credencial de reprobado triunfante. Hasta que muchos años después me concedieron el cartón de bachiller honoris causa. Y me pusieron la banda de Ilustre Egresado. Y colgaron mi foto en la biblioteca. Y con la secretaria del rector habilité todas las materias.

Como durante la primaria los profesores me ponían a recitar en el día de la madre las poesías de unos poetas hijos de madre, le cogí tanta tirria a las poesías a la madre que por poco no menciono a mi madre en mi poesía. Y tomé por mi cuenta a mi padre para cantarle.

Y lo que yo no alcancé a cantar, lo cantó mi hermano menor que se quedó en la casa conversando con Jesucristo, mientras que yo me pasaba a vivir en la parte de afuera de la misma casa. El iluminado Jan Arb es un poeta alquímico cuyo metal se demora. Tiene las claves de una nueva teoría del amor despojado de plusvalía. Estoy seguro de que se acerca el día en que el mundo reconocerá a este sacro cantor de quien no soy merecedor de desatar sus sandalias. A lo sumo de financiárselas. ¿Qué tendrían Elvia y Jesús en sus gametos que se pasaron de líricos? Un rayo no cae dos veces en el mismo sitio, salvo el rayo santificador en el semen de la poesía.

Juan Roa Sierra mató a Gaitán e Islero corneó a Manolete. Después de estas dos catástrofes que cimbraron nuestros cimientos, la violencia siguió pasando por enfrente de la ventana. Por las noches escupían fuego las ventanas de los carros fantasma. Teníamos que llorar aferrados a sus zapatos para impedir que papá y Jorge Giraldo salieran desafiantes a la calle con corbata roja, no fuera a ser que los chulavitas se las hicieran tragar y pasar con plomo. Los personajes de la casa de las agujas darían para una novela, si contara con el tiempo y los denarios suficientes, como en realidad ya los tengo, jubilado en la primavera.

La vida me ha graduado doctor y la Universidad Santiago de Cali también. Honoris causa como resulté para todo. Y mientras elaboro mis Antimemorias a la luz de mis archivos y a la sombra de mi biblioteca, entrego para su publicación mis Paños menores, empelotamiento del alma, torta casera, menudencias de la familia, sarta delirante del egotismo, interiores cagados, conciencia y ropa sucia para blanquear en casa, itinerario de desdichas, almanaque de delirios, agenda de propósitos incumplidos, culminación de la jornada sin la corona de la obra. Lo que logré salvar de mi vida fue lo que cupo en la tabla de la poesía. Que aquí aplico para el vítor y el réquiem de los cómplices por la sangre de mi inexplicable paso por esta estrella.

Cuando supe qué pobres éramos, decidí devolverme por el camino de paño de las agujas para apuntalar la casa, pues es pan duro de roer el poema. Esperaba que se dijera: “Colombia ha perdido un poeta, pero ha recuperado a su sastre”. Me matriculé por correspondencia al arte sartorial de Savile Row, la meca de los apasionados del corte inglés con procedencia polaca, húngara y rusa. Pero papá no quiso e insistió en que siguiera investido de poesía. ¡Valiente sastrecillo! Estos poemas son mi última prueba.


Jotamario Arbeláez
Bogotá, abril 2001
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POEMAS (Algunos)

ANTEPASADOS

Mis antepasados entraron a sangre y fuego en América conquistando y
arrasando
Mis antepasados se defendieron con los dientes de esta invasión de bárbaros

Mis antepasados buscaban el oro para cuadrar las arcas de sus monarcas y
saciar sus propias sedes
Mis antepasados ocultaron el oro de sus ritos al sol bajo tierra y bajo las
aguas

Mis antepasados nos robaron la tierra
Mis antepasados no pudieron recuperarla

Cómo siento en el alma no haber estado en el cuerpo de mis antepasados

¿De parte de cuál de mis antepasados me pondré contra cuáles?
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A LOMO DE MULA

Abuela hizo ensillar las bestias de carga
Puso sobre ellas ollas, colchones, maletas llenas de ropa
Retratos de parientes antepasados, bacinillas, peinillas para hacerle frente a
la selva, dos hijas y dos hijos con ganas de hacer la vida
Se arrellanó ella misma sobre su mula
Dio la orden de partida a las dos de la mañana
Y desde el oscuro pueblo antioqueño descendieron en busca del valle
Del prometido valle que secara sus lágrimas

Atravesaron montes tan tupidos que no podían circular las palabras
Vadearon ríos y vertientes evadieron movedizas arenas
Acamparon en cualquier parte al abrigo de fieras y rebaños de nubes
Cocinaron lo que la naturaleza les iba dando
Rechazaron peregrinos perdidos que querían sumarse a su caravana
Y cada día el corazón les daba un tumbo más fuerte
Porque sentían que se iban acercando a la ciudad donde el aire era tibio

La abuela peinaba una trenza más larga que su espina dorsal
Y un pañuelo amarrado a su frente humedecido con el agua de cada río
Le evitaba la insolación
En los riscos de Támesis una mula rodó por el desfiladero
Y mi padre apenas alcanzó a decir mamacita
Cuando ella ya lo subía por el pelo a otra mula

A falta de brújula con el sur como norte
Para evitar devolverse se embocaron por entre las paralelas del autoferro
Que los hacía brincar de la vía cada semana que pasaba pitando y echando
chispas

Cuando alcanzaron el valle
Descubrieron que la tierra era plana
Y en tierra plana la felicidad se les antojó al alcance de su tristeza

Dieron gracias a Dios por el paraíso
Pusieron a descansar los jumentos
Hasta el dolor en la cintura se les hizo glorioso
Blanda tierra para morir habían descubierto

Llegaron a Santiago de Cali en el 35
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DESTRUCCION DEL PARAÍSO


La creación del mundo le importaba
más que la oposición de sus ángeles.

THOMAS MANN. José y sus hermanos

Desde que tuvimos la edad de la razón comenzamos a desconfiar del
pensamiento lógico.
No podía ser posible que la existencia de Dios requiriera de pruebas
Pues qué más prueba que nosotros dándonos de cabeza contra las paredes,
A la luz de una vela develando el problema de las serpientes del bien y del
mal.
No fue nada afortunada nuestra venida a este mundo que todavía no sabe
quién fue primero,
Si el huevo que puso la gallina en el paraíso o la gallina que salió de ese
huevo. Afortunadamente nuestros primeros padres fueron los únicos
que tuvimos,
Raspándose el cuero contra la vida para que nosotros pudiéramos asistir a la
escuela
A aprender a hacer la cuenta de todo lo que se nos debía.
Aprendimos más de la cuenta, seguro, porque a medida que más nos la
pagan, más nos deben,
Y vamos a terminar siendo dueños del pecado y de toda clase de géneros.

Anoche me preguntaba una amiga qué había estudiado,
Refiriéndose evidentemente a la carrera universitaria.
Me tocó responderle que nadaísmo y nada, que no son lo mismo,
Pues desde los 18 años aún sin cumplir ingresé a la cofradía del vacío
Que nos tocó llenar devorando bibliotecas enteras en media calle.
Se nos llama eufemísticamente genios empíricos
Como si todos no trajéramos como rezago del pecado original la más amplia
informática de sobrevivencia pegada del ombligo.
Todos sabemos cómo se mata al hermano después de matar al burro
Hasta ser detenido por la palabra Amén.


LA PITONISA

Al yo nacer, la Pitonisa
Prevalida de no se sabe qué dotes
Pidió a mi madre que escogiera entre estos dos privilegios
Que al yo cumplir los 25 años recibiera un millón de dólares
O fuera el mejor poeta del mundo

Y la bruta escogió que fuera el mejor poeta del mundo
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ENLACES E INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
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*** NTC ... Nos Topamos Con . .... Paños menores, el libro al que se ha concedido este premio, es el resultado de 44 años de trasegar, escrutando los pasos de ... . Click aquí --- >En caché
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*** Conversación en torno a Paños menores.
Jotamario Arbeláez: “Me propuse recortarme como un molde y coserme a la poesía”
Por María Antonieta Flores. Revista virtual EL CAUTIVO No. 39, Octubre 31, 2008 . El Cautivo. año 5. Nº 39. 01 al 31 de octubre de 2008.
"Una soberbia entrevista ... a J ..." (NTC ...)
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Actualizó: NTC … / gra . Abril 5, 2009, 7:12 AM