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http://ntcblog.blogspot.com/ *, ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia,
NTC ... agradece al poeta HAT su colaboración y
la autorización para publicar esta NTC ... Edición Virtual
Serie Tierra Baldía. Ediciones UNAULA
Marca registrada del Fondo Editorial “Ramón Emilio Arcila”
Veinticinco conversaciones. Harold Alvarado Tenorio
Primera edición impresa: marzo de 2011. 280 páginas
ISBN: 978-958-8366-21-0
Hechos todos los depósitos legales
© Harold Alvarado Tenorio
© Universidad Autónoma Latinoamericana
Dirección Editorial: Jairo Osorio Gómez
Diseño, diagramación y carátula: Leonardo Sánchez Perea
Presidente de la Universidad: Orlando Gómez Gómez
Vicepresidente de la Universidad: Jorge Monsalve Rubio
Rector: José Rodrigo Flórez Ruiz
Hecho en Medellín - Colombia. Impreso por L. Vieco e Hijas Ltda.
Universidad Autónoma Latinoamericana
Cra. 55 No. 49-51 Conmutador: 511 2199. www.unaula.edu.co
(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
A
Alberto da Costa e Silva 135
Alonso Zamora Vicente 57
Ángel González 79
Antonio Caballero Holguín 215
D
De la interviú 9
E
Elkin Restrepo 179
F
Francisco Brines 143
Francisco Massiani 209
Francisco Umbral 161
G
Gregorio Prieto 13
Guillermo Cabrera Infante 125
J
Jaime Gil de Biedma 115
Jaime Jaramillo Escobar 153
J. G. Cobo Borda 253
JM Caballero Bonald 91
Jorge Luis Borges 23
Jorge Valderrama Restrepo 199
Juan Liscano 49
L
Luis Antonio de Villena 267
M
María Kodama 191
P
Paul Bowles 43
Pedro Gómez Valderrama 69
R
Raúl Gómez Jattin 223 *
Raúl Rivero Castañeda 233
Rogelio Salmona 109
S
Severo Sarduy 169
.
LA EDICIÓN VIRTUAL NTC ... (280 páginas)
*** En formato Google Doc (pdf)
Veinticinco conversaciones. Harold Alvarado Tenorio. Marzo 2011.pdf
*** En formato ISSUU (pdf)
http://issuu.com/ntcgra/docs/25.conversaciones.hat
*** En formato SCRIBD (pdf)
http://es.scribd.com/doc/53680399
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De la interviú
Por HAT
Los arqueólogos han señalado el 13 de junio de 1859 como el
momento cuando hizo aparición en el periodismo la entrevista.
Horace Greeley [1811-1872], uno de los fundadores del partido
republicano y director del New York Tribune, donde escribieron Marx y
Engels, conversó con el líder de la Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días en Salt Lake City. Un reportaje [Two Hours With
Brigham Young] donde se interesaba por la persona misma, entrevista
en sus propias palabras. Era, entonces, un fingido monólogo que
delataba el temperamento del interlocutor. “¿Debo, inquirió Greeley
a Young, entender el mormonismo como una nueva religión, o simplemente un desarrollo del cristianismo”? Había nacido la interviú.
.
Desde niño he sentido fascinación por las pláticas entre
escritores y artistas, que conocí de primera mano cuando a nuestras
casas llegaban visitantes y junto a varios de mis tíos maternos se
desarrollaban extensas conversaciones en torno a la poesía, la historia
y la política. Tres de ellos fueron ejemplares en el arte de conversar:
Pablo Julio, Rogerio y Antonio José sabían de memoria, incluso en
otras lenguas, poemas y canciones, en especial letras de tangos,
fados y coplas, que hacían de las tertulias momentos memorables.
Luego, al llegar a Bogotá, esas tenidas vinieron a repetirse en la
cafetería El Cisne, donde asistí a diálogos entre los miembros de la
Generación de Mito que allí caían cada tarde. Y en la universidad
pude conversar y oír charlar algunos de mis maestros: Jorge Zalamea
Borda, Jean Bucher, John Neubauer, Óscar Gerardo Ramos, Antonio
García Nossa, León de Greiff o Gerardo Molina.
.
Pero fue en España donde descubrí que el género, inventado
por Sócrates y sus discípulos, tenía vida propia. Fueron muchas
las que leí en Triunfo, un semanario que publicaba conversaciones
con escritores siguiendo el modelo de transcripción pregunta corta/
respuesta extensa; hice algunas, comenzando con JM Caballero
Bonald, cuyas versiones originales y actualizadas aparecieron en
diarios hoy desaparecidos. Luego, y por esas cosas del destino,
Caballero Bonald me llevó hasta Ángel González, y éste, a Jaime Gil
de Biedma, quien con su descomunal erudición me dio a conocer que
el término derivaba del latín, donde significaba “los que van entre sí” y
que en francés entrevoir significaba lo vislumbrado, o lo entrevisto.
Debo también a él haber leído fragmentos de The Life of Samuel Johnson
del noveno Laird Auchinleck, las Specimens of the Table Talk of Samuel
Taylor Coleridge, recopiladas por su sobrino, las de Samuel Behrman
con Max Beerbohm, que conservaba en algunos números sueltos The
New Yorker y en Portrait of Max: An Intimate Memoir of Sir Max Beerbohm y
los interviú-poemas de Walter Landor, cuyas Conversaciones imaginarias
dijo, era lo que yo debía hacer, ya que se negaba, por el momento, a
concederme la que yo solicitaba.
.
Hay quien dice que los grandes conversadores murieron a
mediados del siglo pasado, y quizás sea cierto. Cosa que puede
notarse en estos diálogos que publico ahora, donde a medida que
avanzamos hacia el siglo XXI, los interlocutores tienden a la respuesta
sintética y evitan extenderse, ahorran los circunloquios y las gracias
propias de la conversación, como si alguien estuviera esperando
detrás de la puerta.
Conversar es un placer, quizás el único que puede disfrutar un
artista de la palabra. Para serlo deben los interlocutores ser maestros
en la dicción, los tonos de la voz, la expresión de los gestos y la
vivacidad de los ojos, que hablan también con el alma. Que ya no se
ejerza este arte no es culpa de la televisión ni la radio ni la ruina de
la educación; el mundo ahora sólo piensa en ganar dinero y se dedica
a ello. Hoy no se escriben libros para el gusto y disfrute de los días
que uno tras otros son la vida, sino para obtener poder. El mundo ya no
habla, solo escucha, obedece, duda, pero ni conversa ni discute, si
no está en terreno asegurado.
.
Entre las varias charlas que aquí reproduzco recuerdo vivamente
la de Borges, que era una caja de música. Nada le era ajeno. Podía
hablar de tantas cosas que había leído y vivido que, como se sabe, sus
entrevistas hacen parte de sus obras incompletas. También tenían ese
don Cabrera Infante, Alberto da Costa e Silva y Francisco Umbral, con
quienes bien podía uno pasar tardes enteras conversando sin que se
sintiera el agobio que depara el paso del tiempo. Pero la orquesta de
cámara entre todos ellos era Jaime Gil de Biedma, apenas comparable
con Borges, pero salpimentado de la gracia plena y la impertinencia
de quien destilando erudición convencía ironizando acerca de los
opacos pliegues de la existencia y el arte, con ese aire, tan suyo, de
parecer descuidado y distraído. Era un maestro hablando de poesía,
recitando versos castellanos y franceses, letras de jazz o frases que
había oído en los trenes y sus enormes y prolongados viajes.
.
En su memoria publico este volumen.
HAT
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* Muestra de dos páginas de la edición impresa (223 y 234). (Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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