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http://ntcblog.blogspot.com/ *, ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia.
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Actualización y seguimientos a Diciembre 26, 2011
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Once títulos imperdibles
Un regalo para leer
Por: Elespectador.com .
Cultura |23 Dic 2011 - 8:05 pm .
http://www.elespectador.com/ impreso/cultura/articulo- 318376-un-regalo-leer . Impreso, Dic. 24 .
Cultura |23 Dic 2011 - 8:05 pm .
Les pedimos a varios de nuestros columnistas y a algunos escritores y dueños de librerías que les recomendaran a los lectores un libro entrañable para regalar en esta Navidad.
Julio C. Londoño. Escritor y columnista
En este volumen antológico ‘La serena hierba’ están los temas del poeta caucano Horacio Benavides: el amor, la naturaleza, la muerte, la infancia y los animales, y la concisa baraja de sus recursos: la brevedad, el misterio, el silencio y un pulso exquisito.
A veces sus poemas son pura música: “A la orilla de la rosa está la rosa./ La una se deshoja y pasa/ a la otra el tiempo no la toca./ La primera es la segunda,/ la tercera la que el agua nombra”.
A veces nos estruja el corazón: “Las muchachas del servicio corren hacia el domingo,/ abandonan su traje de ceniza/ y limpias ya aromadas/ buscan en la luz a su muchacho./ Por fin el día es suyo,/ un sol de verano las quema en la hierba,/ bailan en las casetas,/ pierden con frecuencia el paso/ y en la noche/ en un cuarto barato/ gimen ante revelación tan íntima./ La madrugada del lunes se lleva sus alas”.
A veces habla como el más viejo de la tribu: “Ah si el alma pudiera despedirse amistosamente del cuerpo,/ si le dejara dormido y saliera en puntillas/ como una madre que se aleja./ Ah si el alma olvidara mutuas ofensas,/ viejos rencores…”.
Benavides es dueño de una de las voces más potentes de la poesía latinoamericana... también, ay, una de las más desconocidas.
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Comentario de NTC ... en la publicación de El Espectador: http://www. elespectador.com/impreso/ cultura/articulo-318376-un- regalo-leer
NTCGRA . Lun, 12/26/2011 - 07:43
Muy buenas, valiosas, orientadoras y autorizadas recomendaciones. Gracias para los columnistas y el periódico. Contribuyen, ay, a que se conozcan esas voces.
Nuestras sugerencias (y "regalos") las publicamos en: http://ntcblog.blogspot.com/ 2011_12_14_archive.html . Buen provecho.
Sobre Horacio Benavides y su obra sugerimos ver: http://ntc-libros-de-poesia. blogspot.com/2011_07_01_ archive.html
Sobre Piedad Bonnett y su obra sugerimos ver: http://ntc-libros-de-poesia. blogspot.com/2011_12_01_ archive.html
Atte., NTC ... ntcgra@gmail.com
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Actualización y seguimientos a Noviembre 3, 2011
La tierra habla
El País, Cali, Noviembre 3, 2011.
Tendida sobre una losa de mármol en el Monasterio de los Jerónimos de Lisboa, ese lugar que parece extraído de los limos marinos, está la efigie de Luis de Camoens, el poeta portugués de suave trato con la palabra: “Baten leve, levemente, como quem chama por mim; será chuva, será gente; gente não é certamente e a chuva não bate assim”; “tocan (a la puerta) leve, levemente como quien llama por mí; será lluvia, será gente; gente no es ciertamente y la lluvia no bate así…”. Si una composición puede ser leve por su sonido y suavidad, ésta evoca más que nombra.
He pensado en Camoens al leer el libro ‘La Serena Hierba’ de Horacio Benavides, una compilación de su obra que acaba de editar en Venezuela la Editorial Monte Ávila. En ambos poetas encuentro esa sentina de sombras que nos lleva al sueño y al misterio, hacia el lugar intocado, pozo de la poesía.
Impresiona la efigie de Camoens sobre el mármol, armado para la muerte, con su espada al cinto y las manos que sostienen un crucifijo. Pero su cuerpo no está ahí; aunque fue sepultado cerca del Convento de Santa Ana, en Lisboa, en 1580, desapareció con el terremoto de 1755; ocho años antes de morir, en 1572, había publicado ‘Os Luisiadas’, libro que es tenido como verbo capital de la poesía portuguesa. Jorge Luis Borges lo recordó en unos versos: “Sin lástima y sin ira el tiempo mella las heroicas espadas/ Pobre y triste a tu patria nostálgica volviste/ oh capitán, para morir en ella y con ella/ en el mágico desierto la flor de Portugal se había perdido/ y el áspero español, antes vencido/ amenazaba su costado abierto...”.
Camoens escribió su Eneida lusitana y es por ello que Portugal le honra con varios túmulos, por doquiera que pasó y dejó huella; así en Coimbra, en Goa como en Lisboa.
Quizá no se encuentre en la poesía colombiana un tono más particular, una voz más original desde Aurelio Arturo, que esta poesía de íntimas soledades, de curtidos ancestros, que nos trae Horacio Benavides, como quien musita desde la profundidad de un bosque. Se detiene en los animales y las cosas con la lentitud del que observa antes de pergeñar palabra alguna, la misma que sale nueva de su poema, acabada de inventar para el asombro de la especie: “Empujan la canoa del muerto/ la cabeza en la proa, los pies en la popa/ en el río que corre hacia el oeste/ Por toda provisión un calabazo de agua, un pedazo de pan/ y la inevitable lumbre que arderá mientras el corazón calle…”.
Sé que tras estas palabras bulle una vieja estirpe de pastores de ovejas, de gente que ha tenido trato directo con la tierra, con cada vibrante revelación del reino animal, antigua estirpe que hablaba con los muertos, la misma de Comala, viva en las aldeas de Horacio, en esas voces de difuntos que conversan desde el hondón de la noche, desde los cascos de jinetes que se funden en las sombras.
Hay un verso recóndito que todavía nos llama de la tierra que fuimos; por eso nos encanta la voz de Arturo desde esos reinos callados donde el viento teje y desteje su fábula de hadas en las noches del Sur; nos deja sin respiración el Nocturno de Mutis, donde nos recuerda que ha vuelto a caer la lluvia sobre los cafetales, sobre las ceremoniosas hojas del banano, y estos tonos campiranos, tan bellos, en el poema de Horacio: “Ha detenido su mula para saludarme don Zenón Benavides/ un poco dolorida su sonrisa/ su manera de indio suave y lenta… lo veo alejarse en su mula por el valle/ donde los bueyes siegan la serena hierba…”.
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Actualización a Septiembre 14, 2011
H. Benavides, o el arte del silencio
Circula por ahí un mail insidioso: cómo será de mala la literatura vallecaucana, dice el panfleto, que su pensador más agudo era paisa, su novela más importante se escribió hace 150 años, su mejor cuentista es bogotano, su ensayista más famoso es tolimense y su gran poeta es caucano. El panfleto no explica más pero es fácil adivinar que se refiere a Estanislao Zuleta, Jorge Isaacs, José Zuleta, William Ospina y Horacio Benavides, respectivamente.
Esta patada voladora al corazón de nuestro orgullo es rastrera y muy discutible, por supuesto, pero una cosa es cierta: que el indio caucano Horacio Benavides es una de las voces más nítidas y poderosas de la poesía latinoamericana. Así lo acaba de entender Monte Ávila, una de las más prestigiosas editoriales del continente, al publicar La serena hierba, una antología de la obra de Horacio. Y ayer nomás, en el 2008, la Universidad Nacional publicó otra antología suya bajo el cuidado de un severo comité editorial: Piedad Bonnet, Jorge Cadavid y Ramón Cote.
En la edición venezolana están los temas de Horacio: el amor, la naturaleza, la muerte, la infancia y los animales, y la concisa baraja de sus recursos: la brevedad, el misterio, el silencio y un pulso exquisito (el secreto de Horacio estriba en no decir, dice José Zuleta).
A veces sus poemas son pura música: A la orilla de la rosa está la rosa./ La una se deshoja y pasa/ a la otra el tiempo no la toca./ La primera es la segunda/ la tercera la que el agua nombra.
A veces nos estruja el corazón: Las muchachas del servicio corren hacia el domingo/ abandonan su traje de ceniza/ y limpias ya aromadas/ buscan en la luz a su muchacho./ Por fin el día es suyo/ un sol de verano las quema en la hierba/ bailan en las casetas/ pierden con frecuencia el paso/ y en la noche/ en un cuarto barato/ gimen ante revelación tan íntima./ La madrugada del lunes se lleva sus alas.
A veces habla como el más viejo de la tribu: Ah si el alma pudiera despedirse amistosamente del cuerpo/ si le dejara dormido y saliera en puntillas/ como una madre que se aleja./ Ah si el alma olvidara mutuas ofensas/ viejos rencores…
A veces títulos inocentes (“Cuarentiocho”) ocultan mensajes atrevidos: Que el agua que aquí corre cante en tu baño/ que esta luna roja sea la misma en tu estante y en tus ojos/ que el aire que me toca te toque a ti/ en otra parte.
A veces su voz tiene ecos de Rulfo, y el poeta desempolva la coma: Te traigo tu mula, padre/ no te quedes ahí parado, mudo/ te traigo tu mula negra/ la encontré en la montaña/ dale tu sal que es llama/ pasa la mano por su lomo/ échale el peso de tu carga/ no me hagas dudar, padre/ no me digas que arreo sueños/ que esta no es tu mula/ que he cogido la que pena.
Siempre, incluso cuando corre la sangre, su poesía es delicada: Una tarde de regreso a casa/ escuchaste una música extraña/ el crujir de mínimas armas/ airados metales./ En el barranco de tierra cuarteada/ diste con nido de alacranes/ enloquecidos de vida./ Barquero/ hazle un puesto en tu nave/ a este muchacho/ que quizá olvidó su moneda./ Piensa que no es poco/ escuchar una música/ jamás oída.
Este poema se llama La mariposa de tu alma cruzando el abismo, y el epígrafe reza: “En memoria de Javier Benavides”. Aún no me he atrevido a preguntar nada.
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Nota de NTC ...: Sobre lo de "la calidad" de la "literatura vallecaucana", sugerimos ver: http://literaturaenelvalle.blogspot.com/2007_08_08_archive.html y los archivos de este blog.
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De: NTC
Fecha: 1 de julio de 2011 06:57
Asunto: La serena hierba. Antología. Horacio Benavides. Monte Ávila Editores. Venezuela. Junio 2011
Para: Suscriptores
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Fecha: 1 de julio de 2011 06:57
Asunto: La serena hierba. Antología. Horacio Benavides. Monte Ávila Editores. Venezuela. Junio 2011
Para: Suscriptores
Publica y difunde: NTC …* Nos Topamos Con …
http://ntcblog.blogspot.com * , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia,
* Se actualiza periódicamente. Julio 1, 2011
La serena hierba. Antología. Horacio Benavides.
Monte Ávila Editores Latinoamericana CA. Venezuela.
Primera edición Junio 2011.
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La serena hierba. Antología Horacio Benavides. |
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Benavides, Horacio Selección Hernández D'Jesús, Enrique Prólogo Hernández D'Jesús, Enrique Colección Altazor Cuenta Horacio Benavides que a los tres años pasó, por primera vez, la noche en un pueblo. Al despertar y escuchar el silencio, descubrió con angustia que había perdido el canto de los pájaros. Esta fue su primera pérdida, vendrían más, pero al parecer las pérdidas son ganancias para los poetas: vuelven, como imágenes, embellecidas por el sueño. Animales perdidos, amores y muerte, reaparecen en esta obra como en una resurrección. Poesía sencilla, que sin embargo abreva en el pozo oscuro. Los animales, lavados por la sombra, nos enseñan sus secretos; los muertos deambulan vivos por su aldea; la bella muchacha, acaso la poesía, «se acerca y besa en el recuerdo». Primera edición, 2011, 213 pp. ISBN 978-980-01-1841-2
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De una a otra montaña . Horacio Benavides
OTRA INFORMACIÓN SOBRE EL POETA Y SUS OBRAS
*** Horacio Benavides. Lectura y conversatorio.
http://tades-jcl-benavides.blogspot.com/2008/08/blog-post.html
http://tades-jcl-benavides.blogspot.com/2008/08/blog-post.html
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** http://colombia.poetryinternationalweb.org/piw_cms/cms/cms_module/index.php?obj_id=7102
** http://www.lablaa.org/blaavirtual/literatura/antologia/antologia1.htm
** http://www.lablaa.org/blaavirtual/literatura/antologia/antologia1.htm
** http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Revista/ultimas_ediciones/68_69/benavides.html
** http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Festival/Antologia/benavidez.html
** http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Festival/Antologia/benavidez.html
** http://www.revistadepoesiaclave.com/no%201/senas%20y%20resenas%20horacio%20benavides%20zuniga.htm
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