viernes, 28 de abril de 2017

COMO LLAMA QUE SE ELEVA. Antología de mujeres poetas del Caribe colombiano. Hernán Vargascarreño, Antologador. Ediciones Exilio, Bogotá, 490 páginas, 26 poetas. NTC ... edición digital-virtual del libro completo

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COMO LLAMA QUE SE ELEVA 




Antología de mujeres poetas del Caribe colombiano


Hernán Vargascarreño, Antologador




Ediciones Exilio, Bogotá, Abril 2017 



490 páginas, 26 poetas


NTC ... edición digital-virtual 
del libro completo *


Meira Delmar (Olga Chams Eljach), 1922 - 2009*


En el orden alfabético de publicación, las 26 poetas antologadas en Como llama que se eleva son las siguientes: Angélica Santamaría (Sincelejo), Anna Francisca Rodas (Puerto Mosquito, Cesar), Annabell Manjarrés Freyle (Santa Marta), Beatriz Vanegas Athías (Majagual, Sucre), Betty Brunal (Montería), Carmen Peña Visbal (Barranquilla), Dina Luz Pardo (San Marcos, Sucre), Ela Cuavas (Montería), Eliana Muñoz (Barranquilla), Hortenzia Naizara (Cartagena), Irina Henríquez (San Juan Nepomuceno, Bolívar), Ivethe Noriega (Purísima, Córdoba), Kenia Martínez (Cereté, Córdoba), Lauren Mendinueta (Barranquilla), Lya Sierra (Barranquilla), Margarita Escobar De Andreis (Santa Marta), Margarita Galindo Steffens (Barranquilla), Margarita Jacquin Gutiérrez (Santa Marta), María Mercedes Gonzalez (Valledupar), María Teresa Escobar de Andreis (Santa Marta), Monique Facuseh (Santa Marta), Nazly Mulford Romanos (Plato, Magdalena), Nora Carbonell Muñoz (Barranquilla), Patricia Iriarte (Sincé, Sucre), Tallulah Flores (Barranquilla), y Ubaldina Díaz (Sabanalarga, Atlántico).  Fuente
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Hernán Vargascarreño, Antologador



Su Facebook y el de la Fundación Exilio

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Presentación
Por Hernán Vargascarreño, Antologador
Haber vivido durante más de dos décadas en el Caribe colombiano y haber conocido gran parte de sus poetas, haber recorrido muchos pueblos, casi fantasmas algunos, y haber degustado desde la voz de las cantaoras y decimeros hasta las más elevadas formas de la poesía, me llevaron a pensar en una antología, la primera, que recogiera al menos una parte significativa del poema hecho cuerpo en el cuerpo y alma de una mujer.
Recorrer el mapa poético del Caribe colombiano centrándose en la voz de la mujer, no solo es reconocer la diversidad de herencias que han amalgamado a esta parte sustancial del país, sino también sopesar el aliento de la palabra que se niega a callar y que levanta sus banderas para instaurar una fiesta donde todo goce promulgue las libertades que bien sabemos han nacido mejor desde la voz de una mujer. África, Oriente Medio, España y la Colombia indígena, son básicamente las sangres que al unirse en la costa Caribe colombiana siguen cantando en la voz de una sola mujer que se sabe portadora de la luz de la vida, del ritmo que se precisa para ondular sobre la tierra, de la música que llama desde el mar, la sabana, el río y la ciénaga, es decir, desde el palpitar de un pueblo que al igual que sus alegrías también sabe cantar sus tristezas.

Olga Chams Eljach seguirá siendo para las poetas del Caribe colombiano la voz mayor que abrió el camino para que la mujer grabara su canto en el cuerpo de un poema, y como homenaje a quien conocemos más con el pseudónimo de Meira Delmar *, elegimos por votación uno de sus versos para darle nombre a la presente antología: Como llama que se eleva, verso que no solo fulgura como una llama sino que también se eleva para que la poesía irradie sus destellos de luz y de sombra, los necesarios para entender que la vida misma es un poema, de tragedia o de alegría, pero siempre un poema. Y aunque no estoy muy seguro -y les dejo esa pesquisa a los investigadores- Alba de olvido, publicado en 1942 por el padre de Meira, cuando ella contaba solo con 20 años, pareciera ser el primer libro de poesía publicado por una mujer en el Caribe colombiano, libro que fue seleccionado por un medio periodístico como uno de los mejores del siglo XX en Colombia.
¿Qué intereses se mueven alrededor de la poesía de las poetas antologadas aparte de su misma existencia que es el amor y la muerte? Las lecturas de los grandes poetas del mundo y de nuestros coterráneos, el dolor de país que nos desangra, la patria de la infancia presente en todo poeta y el patio Caribe como remembranza de esa infancia, el exilio del barrio, de la familia al otro lado del mar, los amores ocultos y los expuestos a la luz de la canícula, la 'esperanza de salir de la barbarie que nos malvive, la gastronomía y las fiestas del gran carnaval de Barranquilla -que se celebra incluso en muchas poblaciones pequeñas y alejadas de la gran capital de la costa Caribe- y la vocación natural de ser hija, madre, hermana y amiga con todas las formas del amor que hacen de la vida al menos algo respirable.
Es bueno precisar que en la presente antología no incluimos poetas ya fallecidas y que además no todas aceptaron la propuesta de aparecer, pues al ser un proyecto de autogestión, todos tuvimos que aportar recursos para que el libro fuese una realidad. Un proyecto semejante debería haber sido liderado por alguna gran entidad regional o nacional, pero no podemos seguir esperando que desde esas instancias algún día se acuerden de la poesía, que por sí misma tiene la fuerza de convocar como el pan de cada mañana. En total son 26 las poetas que unieron sus voces para que esta primera antología de mujeres poetas del Caribe colombiano llegue a los lectores y sea una motivación para que otras voces más jóvenes sigan cosechando en el verso o en la prosa poética el sentir del ser Caribe. Y sin pretenderlo, creemos además que la antología puede llegar a convertirse en un documento que, aunque su esencia es la poesía, puede aceptar otras miradas desde lo social, lo antropológico, lo psíquico, lo familiar, en fin, no solo desde lo artístico.
Es curioso detenernos en una de esas miradas: hay algunas poetas que les ha tocado vivir y trabajar en regiones inhóspitas, que fueron testigos de desplazamientos e incluso de hostigamientos entre las fuerzas que han protagonizado la guerra en nuestro país, poetas cruzadas y signadas por el dolor y por el temor que implica estar en medio de un conflicto del que no hacen parte; y en su silencio, a veces en mitad de la noche, en esos mismos pueblos y veredas abandonados de la mirada de los buenos dioses, han escrito, lenta y concienzudamente, trozos de patria adolorida que bien son un retrato fiel no solo de su propia angustia sino de la de muchos colombianos. Y a diferencia de lo anterior, pocas poetas tuvieron la fortuna de estudiar en el exterior, y solo otras pocas están empezando a salir del país en los últimos años, ya sea por viajes de placer o a participar en encuentros internacionales de poesía. Y la única de las poetas antologadas que vive fuera del país, es Lauren Mendinueta, quien reside en Portugal, y a quien pude visitar en el 2015, ya que nos une una amistad desde antes de su partida; y quién más apropiada para llevarme por las callejuelas de Pessoa, señalarme el Tajo como se señala un mar y enseñarme el verdadero color de la saudade.
Una sorpresa para mí fue leer por vez primera los poemas de Margarita Jacquin, gracias al puente que hizo la poeta Nazly Mulford. Jacquin es samaria y desde hace dos décadas vive en una vereda de la sabana de Bogotá, alejada del gran ruido, y ese estilo de vida casi asceta es lo que se refleja en sus poemas, verdaderas joyas de la sencillez, tan difícil de alcanzar en la poesía.
Termino esta mínima presentación citando el siguiente poema:

Antes de decir camino, habías hablado de todas las aguas.
Llanto inútil esto de ser llovizna huesos pueblo.
He perdido las palabras, ya no las sujeto en mis puños.
No intentes habitar este añico del mundo porque aquí el fuego se extinguió.
No me busques en la hendidura donde el embrión se despereza.
No me detengo, ¿para qué hacerlo? Nada aquí es cierto.
Me fui para no arrinconarme llena de temores.
Yo con mi locura, yo con mis ganas dolorosas de mudar de piel.
Teme a los pequeños dioses su pequeña medida de justicia.
Solo sé que aquí vive la poesía en el exilio afortunado de mis sueños.
Aún así, todas mis tretas son en vano. No levanta ni su vuelo ni su canto.
Escribo para enjaular el susurro del viento. Las hojas duermen silenciosas.
No temo a la muerte, la ceguera de los vivos es lo que me asusta.
Hay solo un tiempo para ser, para hacer. Hacerse. Hágase en mí.
Porque claro, usted asolea el ocio para que no se pudra en sus bolsillos.
Si suben a la noche dejan caer un ramillete de estrellas.
Y no es por desafecto ni descuido que se despoja el ángel de sus alas.
No me detengo ni llego; todas las mañanas comienzo.
Entre la ciega muchedumbre sigo imaginando un rastro de misterio.
Desde entonces amé en verdad a esa otra verdadera que acabó de nacer en mí.
Acaso si atesoro la palabra nadie descubra de qué estoy hecha.
Conozco los caminos y también los atajos, la muchacha que he sido.
Pero me deslizo y caigo en la única trampa que me liberta.
Luego hay que vérselas con el acre sabor del abandono.
En el centro me hago fuego, invierto los deseos... Ya no me veo.

Como el mismo barco ebrio bailando entre olas.

El poema anterior aparece diseminado a lo largo de la antología, pues en realidad está armado con un verso de cada una de las veintiséis poetas solo con el propósito de abrir este umbral al que gratamente podemos ingresar con el permiso de la poesía.
Queda en manos de los lectores una amplia muestra de esos mapas que uno quisiera recorrer a ciegas, como lo es el territorio de la Poesía, no sin antes expresar mi plena gratitud a todas las poetas que me han permitido esta felicidad por la cercanía con su palabra.
El antologador
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Gracias a los aportes y autorizaciones de las 26 poetas y del poeta Vargascarreño, Antologador y Director de Ediciones Exilio, la: 


 * NTC ... edición digital-virtual 
del libro completo







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Primer lanzamiento del libro, impreso y digital-virtual, en Bogotá

Librería Balzac, MAYO 5, 2017, 6:30 PM 

https://www.facebook.com/Balzaclibreriaanticuaria/ 



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NTC ... ENLACES: 

* NTC … 18 de marzo de 2009

** Fotografía de Meira Delmar por María Isabel Casas R.de NTC … ,  Nos Topamos Con … . Mayo 1, 2008 Feria Internacional del Libro de Bogotá, en Homenaje a Ella. 

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Fotografía del libro y las flores, tomada de: 


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