martes, 28 de octubre de 2025

LA LUZ ENDEBLE. Monique Facuseh. Septiembre 2025. Sílaba Editorial. PRÓLOGO por Yirama Castaño Güiza y POEMAS (Muestra).

.

Gracias al generoso aporte y autorización de la prologuista, la autora y la editora.  

publican y difunden NTC … Nos Topamos Con 

..



 La luz endeble

Monique Facuseh

Poemas

Sílaba Editorial, Medellín, Colombia

Septiembre 2025

Formato : 14 x 21.5 cm. Páginas: 142

PRÓLOGO por Yirama Castaño Güiza 

POEMAS (Muetra)

Viene y complementación de

NTC ... 25 de octubre de 2025

-

PRÓLOGO

Hay quienes llevan un murmullo todo el tiempo

Yirama Castaño Güiza

                                                          Junio 3 de 2025

 

No es la primera vez que me detengo ante la poesía de Monique Facuseh, la poeta samaria, la que carga en su caminar la “rareza del desierto”, la que lleva consigo el mar en cada paso, la que se extiende en su paisaje y con la misma avidez se repliega hasta el más recóndito de sus espacios. Mi cuerpo fue un templo al que entraba de rodillas”.

 

La poeta con su voz de notas musicales, con sus pausas, tonos y entre tonos, con sus lejanías, con esa partitura que la acompaña cada día, y que por alguna razón me refiere a ese “contacto silencioso”, descrito por Claudia Masín: “Yo te dije que lo único que se parece a la música es tocar y ser tocado”.

 

Si, leo aquí a Monique, la caminante que despierta antes del alba, y en la que siempre habitan las palabras, como pájaros:

 

Los pájaros llevan el bosque en sus alas

pero nadie lo ve.

Pasan chirriando en bandada como locos

desaforados buscando su lugar.

No están perdidos, sólo gritan su arenga.

Llevan el árbol como una prolongación

de su existencia.

Basta mirarlo en el verde de su pelambre.

Sé que llevan el árbol, llevan el río,

pero nadie lo escucha, nadie lo ve.

Es el bosque quien por ellos habla.

 

 

¿Qué formas, qué sonidos, qué imágenes se deslizan en el pensamiento? ¿Qué altura se alcanza con las heridas que permanecen en reposo como alas de mariposa?” Como se lo preguntaba Audre Lord “¿Qué palabras son ésas que todavía no pronunciamos? ¿Qué necesitas decir? ¿A qué tiranías te sometes día tras día, tratando de hacerlas tuyas, hasta asfixiarte y morir por ellas?”. Es esa la mano que resiste, el lapiz que apunta al papel y se subleva ante lo que otros han borrado o pretenden suprimir.  

 

Llego corriendo a escribir mi silencio.

Silencios como migas de pan cayendo.

Silencios de blancas y negras,

de puestas de sol.

Silencios que duran toda la vida,

toda la muerte.

Silencios de talla mayor.

Incoherentes, indescifrables

para que otro los sufra.

Premeditados, irracionales,

discapacitantes, prolongados

como un calderón,

como estocada de puñal.

Silencios tan letales como la mudez de Dios.

 

¿De qué extraña materia está hecho ese territorio del que nos habla Monique Facuseh en La Luz endeble, su décimo libro de poemas? Ese almario donde se encuentran las letras, esa inmensidad tan propia,-como la definiera Gastón Bachelard, esa caja de resonancia en el pecho, esas formas del silencio, desde las cuales la poeta escribe y que tanto incomodan a quienes apenas escuchan a las mujeres decir.

 

Desde este rincón del mundo escribo.

-sin mesa ni mantel-

Quién podrá escucharme tan minúscula.

Quién detrás del telón inexistente aguarda.

Le escribo a tantas cosas

y tantas otras que me faltan,

porque la vida no termina en nosotros,

porque cada día es una emoción

y distinta nuestra forma de mirarla,

como el perro que olisquea el hueso del hambre.

 

Desde la introspección y sin temor al dolor que sobreviene en cada línea, la autora habla de pérdidas que como las piedras van siendo erosionadas por la lluvia y el viento. “A veces sueño con mis muertos”.  Ausencias tocadas por el hielo, dispersas, vueltas arcilla, arena y sedimento.

 

En su trayecto

la hoja se va despidiendo.

Ya no pesa.

Ya de nada se sostiene.

Abatida y moribunda

se desgonza.

Larga su aliento

en la hora última,

la más leve.

Oscura ya sobre la tierra.

 

 

Corpósculos de la piel, puestos allí con todo cuidado, para detectar las vibraciones, la presión del tiempo, la temperatura, los extremos. Grietas, quebraduras del cuerpo. La misma acción de la escritura, el cántaro del que nos habla Ida Vitale: “La poesía es la intimidad que coincide con la intimidad de otros”.

 

 

De alguna manera,

yo admiraba a mi padre.

Me sentía orgullosa de su parentesco,

lo imitaba sin saber.

Hasta que abrí los ojos

en los ojos de mi madre.

 

 

A veces también el oficio se instala en su escritura como una urgencia: “No tengo miedo de la simpleza de las palabras/ deslizándose libres por mi boca”; como un acto de fe: El cielo del papel, la música del aire; una autorrevelación: Para aquél que muere de sed y sabe que le espera el agua”.

 

Facuseh habla de la muerte, pero también del miedo, del exilio, la orfandad y el deseo, del arte y su belleza, guardada la distancia, fuera del cuarto oscuro, donde lo observado se transforma.

 

Alrededor de la lámpara

van cautivos los insectos.

Lelos, enamorados,

no saben de otra miel,

no lo pueden evitar.

Una y otra vez se enfilan

hacia la luz, su único destino,

buscando las laderas del deseo.

Arden en nombre del amor.

Qué sensual es la luz.

Cómo nos embosca su brillo.

Cómo nos vencen sus latigazos.

 

Podría considerarse la suya, una poética de la experiencia, un “regreso a la soledad, a la morada infinita, un hacer propio, un vivir en un espacio habitado por ella, pero construído a partir de la polifonía de voces que la atraviesan, que la iluminan, que vienen de atrás, de todos los tiempos, en contravía de los meses que avanzan como agujas del mismo reloj. Voces titilantes, murmullos en cada instante.

 

Yirama Castaño Güiza

                                      Junio 3 de 2025


--------------

POEMAS

Muestra


LA LUZ ENDEBLE

MONIQUE FACUSEH

 

 

CORTEJO



Alrededor de la lámpara

van cautivos los insectos.

Lelos, enamorados,

no saben de otra miel,

no lo pueden evitar.

Una y otra vez se enfilan

hacia la luz, su único destino,

buscando las laderas del deseo.

Arden en nombre del amor.

Qué sensual es la luz.

Cómo nos embosca su brillo.

Cómo nos vencen sus latigazos.

 

 

LA CASA

 

A Fabio Morabito

A ellos que ya no están

A nosotros sus huérfanos

 

 

Se ha ido quedando a oscuras la casa.

Sus pilares más robustos han caído.

Otros muros aún quedan por caer,

por la inercia del tiempo,

la costumbre de hacerse ruina.

Quién sigue ahora.

Qué otra forma terrena nos dejará.

Se ha ido quedando a oscuras la casa

con el polvo de su derrumbe,

con la niebla del desamparo.

Qué luz falta por apagarse.

De qué otra claridad viviremos.

 

 

EL MUEBLE

 

Ahora este vacío.

Años de mirarnos en el mismo sitio,

y a las mismas horas.

Años de mutua compañía,

de hablarnos con sólo vernos,

y de repente, ya no está.

Algo se ha ido.

Algo he perdido.

Me han quitado un pedazo.

Como el muñón que trata de

alcanzar su ausencia.

De vacíos estamos hechos.

Una sola sombra que

no tiene reemplazo.

Un abismo por el que

siempre rodamos.

 

 

ACOPIO

 

Agosto anticipa las hojas,

cierto frenesí.

No es junio quien parte el año

-tampoco era todo como nos dijeron.

Agosto es un río.

Fácil adentrarse en sus

densos humedales.

Avanzamos en la espesura,

en la ebriedad de su errancia,

en el tono menor de su saudade.

Agosto rompe filas, rompe esquemas,

nos mira de reojo.

En la niebla de agosto que se regodea,

el poema es una lámpara.

  

SENDERO

 

A Romina Funes

 

 

Como un fantasma llega la niebla.

Instantes oscuros nos rodean.

No podemos mirar más allá.

Instantes de no saber,

de no sabernos.

Es la niebla de adentro,

la que se encima.

Esa que está en nosotros,

la que trajimos.

De momentos sale y nos cerca,

nos toma desprevenidos.

Porque eso hace la niebla.

Nos va marcando.

Nos va engullendo.

Desapareciendo.

La niebla es como una culpa,

como un aturdimiento.

Este poema salió de la niebla.

-------

Gracias al generoso aporte y autorización de la prologuista, la autora y la editora.  

publican y difunden NTC … Nos Topamos Con 

..