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“Navigare necesse est, vivere non necesse" , FLUCTUAT NEC MERGITUR
O Poeta
de Vidro
Antologia
Pessoal
Armando Romero
Editora Exclamação, Portugal, 2024. Páginas: 148
SINOPSE
A poesia de Armando Romero não
tem precedente em nenhuma escola ou grupo conhecidos. Não lhe encontro essas
raízes, esses rastos que denunciam presenças alheias, visões retomadas,
condição, já agora, nada pejorativa sempre que essas presenças e essas visões
sejam grandes e válidas. Encontro na poesia de Romero um aproximar-se, um
palpar e um narrar, depois, um mundo que lhe é essencial e que só se pode
partilhar através da na fenda dos seus poemas. Que invejável e que terrível é
esta condição. Não me parece que esta poesia usufrua − ou sofra, dependendo do
ponto de vista − do que se costuma chamar uma grande difusão, uma certa
popularidade. São poemas escritos só para o poeta, são como água que uma nora
febril devolve primeiro ao seu leito. Fazer esta poesia, vivê-la como a viveu
Armando Romero, é o que faz de um poeta um conde – nado. Daí a desolação e o amor,
a desordem e a felicidade que semeia à sua passagem por entre toda a gente,
«oh, a gente inculta, sempre a dar opiniões!».
Álvaro Mutis
(VI Prémio Rainha Soa de Poesia
Ibero-Americana)
Texto en español: Ver más adelante.
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Páginas web de la Editorial
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El libro en la librería Exclamação
Octubre 1 de 2024
NTC ... ENLACES
NTC ... 14 de febrero de 2012
Por Álvaro Mutis
Reroducido en la revista ALEPH, No. 160, Enero/Marzo 2012. Año XLVI
Monográfico sobre la obra
de Armando Romero
https://www.revistaaleph.com.co/edicion/edicion-no-160/
EL TEXTO
https://www.revistaaleph.com.co/mi-amigo-el-poeta-armando-romero/
La poesía es un ejercicio para
condenados. Los poetas transitan por la calle con el rostro y con los gestos de
los demás transeúntes y sólo así sobreviven porque si hubieran de vestirse con
el traje de amianto y fósforo que les corresponde, las gentes huirían a su paso
y el pavor reinaría a su alrededor como una luminosa corona justiciera. Los
poetas entienden esta situación y aceptan la penosa carga de este mimetismo
humillante. Pero queda una zona en donde esta condición de víctima señalada por
los siete dedos de la lucidez, la belleza, la ira, la intemporalidad, el sueño,
la muerte y el amor, es inocultable. Esta zona la señalan las palabras del
poeta, su mirada y su trato con los demás condenados.
Yo no conozco ejemplo más
elocuente de esta condición, que señalo con la altanera humildad del amigo, que
el de Armando Romero. Así se me apareció un día en México y dejó en mi oficina,
al despedirse, esta estela de ozono, ese murmullo de diamantes que estallan en
cadena, que son los signos que deja el poeta a su paso. Lo frecuenté luego, nos
hicimos amigos, leí su poesía y sus relatos y ni una sola palabra suya desdijo
o traicionó esa cauda de cometa visionario que había dejado. Lo sigo viendo a
mi paso, ¡ay!, fugaz y atropellado a mi pesar, por Caracas y siempre me deja
esa impresión vigorizante, enternecedora y temerosa de haber estado con alguien
que visita regiones y seres del dominio maldito, de los que saben y no olvidan,
de los que ven y jamás padecen las tinieblas.
Esta poesía de Armando Romero no
tiene antecedente en ninguna escuela o grupo conocidos. Yo no le encuentro esas
raíces, esos rastros que denuncian presencias ajenas, visiones retomadas,
condición por cierto nada peyorativa siempre que esas presencias y esas
visiones sean grandes y valederas. Yo encuentro en la poesía de Romero un
acercarse, un palpar y un narrar, luego, un mundo que le es esencial y sólo
compartible a través de la delgada rendija de sus poemas. Qué envidiable y qué
terrible condición es ésta. No creo que esta poesía goce — o padezca, según se
mire – lo que suele llamarse una gran difusión, una cierta popularidad. Son
poemas, escritos sólo para poeta, son como agua una noria febril devolviera a
su cauce primero.
El hacer esta poesía, el vivirla
como la ha vivido Armando Romero, es lo que hace de un poeta un condenado. De
allí la desolación y el amor, el desorden y la dicha que siembra a su paso por
entre las gentes, «¡oh, las intonsas gentes, dando siempre opiniones!»
EL POETA (MÁS QUE DE VIDRIO) DE ALEACIONES DURADERAS
Por Arturo Gutiérrez-Plaza
https://www.revistaaleph.com.co/el-poeta-mas-que-de-vidrio-de-aleaciones-duraderas/
Publicado en ALEPH Edición No. 160
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NTC ... 29 de abril de 2009
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NTC ... 27 de julio de 2010
ANTOLOGIA DEL NADAISMO. Armando Romero. Edición y Prólogo.
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