Viaja: hoy comienza el abismo de tu propia nostalgia. Carlos Obregón
Te escribo desde el otro lado de la tierra. Joseph Brodsky
Mi única esperanza está en mi exilio. Carlos Obregón
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CONTRACARÁTULA
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Texto por Gonzalo Márquez Cristo:
con sus ríos siniestros
transportando la muerte”
Carlos Fajardo Fajardo.
La supremacía de lo horizontal tiene su dominio en este poemario. El agua impone su condición oceánica y su pavoroso fluir. Una decantada imagen poética encuentra en el elemento del origen su poderío arrasador y su triste sosiego.
Las palabras como cantos rodados, los seres que no arriban del pasado sino de un lugar sepulto... Las voces que fueron enterradas, porque aquí, como en la Antología de Spoon River de Edgar Lee Masters y en Pedro Páramo de Juan Rulfo, avanzamos sobresaltados hacia el reino del cual -como es sabido- sólo siete regresaron.
Un agua mortal funda sus ecos, sus estremecimientos. Los navíos que representan para el soñador bacheleriano vientre y sepultura, nacimiento y viaje sin retorno, se funden en una imagen arquetípica. El hallazgo pero también la separación, los exilios y los puertos, el tránsito inseguro del corazón... "Estas calles que todo lo mío desconocen".
Y tal como en el río Aqueronte, en este navío de papel, un guía nos lleva a la otra orilla, pero provistos de la rama dorada sin la cual nadie podría atravesar el cauce de regreso. El lúcido llamado de Caronte -último fulgor- asiste las delicadas invenciones que componen este libro. Sabemos por su autor que somos desoladoramente ricos en naufragios, pero que aún nos resta la poesía, el único idioma de los muertos.
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SOLAPAS
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LA PRESENTACIÓN
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Orlando López Valencia PRESENTA
Carlos caminaba junto a Elizabeth. Sobre su hombro, con la mano diestra, sostenía una guitarra. Martha y yo caminábamos detrás. El río Cali dejaba escuchar su exiguo caudal como una queja mientras la brisa de la tarde arrastraba las hojas secas. Nos detuvimos cerca de la orilla y nos sentamos sobre la hierba. Carlos, en posición de loto, colocó la guitarra sobre sus piernas y cantó. Las muchachas fueron cediendo derrotadas por las baladas y cuando el ambiente era propicio para el romance, Carlos se detuvo, dejó a un lado la guitarra y nos regaló su primer sol:
Si escribí fue tan solo para no morir
En mis primeros años
no contaba con la astucia de hombres muertos.
Caminaba entre higueras marchitas
conociendo de prisa la silueta de las cosas.
Sin olvidar sus formas
me detuve a darles nombre.
Así aprendí el mundo.
Ahora no puedo faltar a mi palabra.
De este a oeste
igual a péndulo de arena
mi deseo crece cotidiano
La luz del poema aplazó la caída de la noche que se nos venía encima y celebramos ese inesperado sol. Al fondo, el puente Ortiz parecía una postal de otra ciudad. La que nosotros habitábamos era tan joven como ellas.
Una semana después nos volvimos a encontrar, esta vez solos. Las amigas ya habían ingresado a ese álbum de los seres perdidos al que a veces volvemos a reconocernos.
Me ofreció ser miembro de la editorial Si mañana despierto, y, aunque admito que me entusiasme, decidí que era muy joven para responderme esa pregunta.
Desde aquel día no nos volvimos a ver. Sin embargo, año tras año, me llegaban noticias de sus logros y pensé que la noción de muerte siempre presente en su sello editorial lo había hermanado con el más allá. La muerte lo persigue y parece que se regocija con su arenga:
... nadie nos quitará la gratitud de ver un nuevo día
tan mísero y sin jardín.
Aquí la alegría no alcanza para todos. Estamos cansados. Hemos habitado por años casas de gran oscuridad
fornicado en sus estrechos espacios bebido en las noches Íntimas no ha sido suficiente. Algo nos falta.
Debemos dar las gracias a ese vacío que hace que Carlos, tratando de llenarlo, nos regale sus ensayos y su poesía. Ese vacío que lo afirma porque es evidente que se niega a desaparecer.
Hace pocos días volví a saber de él. A mi puerta llegó el cartero con los Navíos de Caronte y sentí que ese pequeño hombre que se alejaba a prisa en su bicicleta era un emisario del infierno. La belleza del libro me hizo dudar. Lo leí lentamente y en cada verso me fui adentrando en ese mar tan ajeno y tan nuestro.
Estas barcas nos llevarán a otros países.
Son nuestra fortaleza
El suplicio por una libertad remota y triste.
Dudé en continuar. El poeta nos edifica en un verso una esperanza y en el siguiente la derriba. Sin embargo, ya estaba con los remos en la mano. Era uno más de esos seres que desesperadamente buscaban la otra orilla.
Las olas se estrellan contra los remos
y nosotros, semidesnudos,
somos sombras en esta noche sin luna.
No tenemos tierra ni fogón que nos ampare.
Sólo este navío lleno de silencio
guiado por el fantasma de Caronte.
Sentí miedo. Traté de tomar distancia de esa oscura tripulación pero los sentí tan míos que seguí remando. Podrían ser de otras latitudes, otras lenguas, otros árboles, pero en los caminos del exilio somos una manada asustada que busca salvarse.
No es fácil vivir el infierno como un objeto estético, sin embargo, cuando se vuelven los ojos hacia atrás o los proyectamos a lo por venir surgen la nostalgia y la esperanza como dos carnadas que saltan en este mar embravecido. Ahí está la belleza, esquiva, azarosa, intermitente. Carlos lo sabe, es el pescador que nos arrastra.
Finalmente cuando arribamos a la otra orina, el país que dejamos atrás nos llama.
Estoy hecho para el recuerdo.
Ahora sé que no seré feliz.
Triste de esta fortaleza donde no perduraré.
Triste de mí
Triste de viento
Triste de ser lo que soy
Aunque perduren las hojas caídas
y los pájaros.
Quizá este mar que atravesamos no sea otra cosa que el tiempo y lo que Carlos busca es volver a la orilla del río a cantar baladas, a arder, como alguna vez lo hizo, en su primer sol.
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EL POETA CARLOS FAJARDO INTERVIENE
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http://www.scribd.com/doc/17204198/Navios-de-Caronte-Poesia-Carlos-Fajardo-BREVE-ANTOLOGIA-del-libro
http://picasaweb.google.com/ntcgra/NaviosDeCarontePoesiaCarlosFajardoFajardoPresentacionEnCali#slideshow/
AUDITORIO
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FIRMA DE DEDICATORIAS Y CELEBRACIÓN
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Edgar Ruales, Eleazar Plaza y Carlos Fajardo Fajardo.
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Gabriel Ruiz (de NTC … ), el poeta Aníbal Arias , su señora y Carlos Fajardo
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"Medita" el poeta Aníbal Arias ....
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Actualizó: NTC … / gra . Junio 7, 2009, 2: 24 PM
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