Gracias al aporte y colaboración de Lauren Mendinueta
* Se actualiza periódicamente. Junio 14, 2012
.
Outro país de poetas - a Colombia
Por David Teles Pereira
IBSILON, Suplemento cultural del periódico PÚBLICO de Portugal. 1 de junio de 2012.
Texto original en Portugués: http://omelhoramigo.blogspot.com/search/label/textos%20do%20%C3%ADpsilon. O ampliando la segunda imagen.
Reseña publicada en IBSILON
Suplemento cultural del periódico PÚBLICO
de Portugal.
1 de junio de 2012
En pocas ocasiones la reseña de un libro de poesía ocupa la
página completa de un periódico de circulación nacional en Portugal.
Esta es una de esas felices ocasiones.
Esta es una de esas felices ocasiones.
Click derecho sobre la imagen para ampliarla en una nueva ventana.
EN PDF:
+++
UN PAÍS QUE SUEÑA (cem años de poesía colombiana) . http://ntcpoesia.blogspot.com/2012_03_10_archive.html
Prólogo y selección de Lauren Mendinueta
Traducción de Nuno Júdice
Editorial Assírio & Alvim, 2012
Por David Teles Pereira
Traducción por Lauren Mendinueta.
Publicada (Jun. 14, 2012) en su portal: http://www.laurenmendinueta.com/colombia-otro-pais-de-poetas/
En Portugal las antologías colectivas de poesía extranjera nunca
lograron ser más que proyectos descontinuados y, casi siempre, individuales.
Hasta hoy ninguna editorial manifestó la más mínima intención de construir de
forma crítica y sistemática un conjunto de antologías de poesía de otros
idiomas, trabajo, que de ser tomado en serio, daría a los lectores portugueses
un mapa de iniciación sin paralelo en la historia de las publicaciones de
nuestro país. Tal vez sea justo reconocer en las editoriales Assírio &
Alvim y Relógio d’Água un papel menos tímido a este propósito que el de su
competidoras, pero aún así sus publicaciones son demasiado puntuales como para
que se pueda hablar con propiedad de un verdadero proyecto.
Sirva esto para decir que basta con la publicación de “Un país
de sueña (cien años de poesía colombiana) para que Lauren Mendinueta y Nuno
Júdice ganen un lugar destacado en la divulgación de poesía en lengua
extranjera. Este es, a pesar de todo, el mérito que esta obra tendrá siempre, y
en cualquier circunstancia, en nuestro panorama editorial, sintomático de una
dependencia de la poesía, principalmente si tenemos en cuenta que estas
antologías panorámicas, por su dimensión y por los costos, difícilmente podrán
ser publicadas por pequeñas editoriales que, en otras vertientes de la poesía
todavía impiden el olvido. Libros como este son indispensables en un universo
editorial en el que la publicación y la divulgación de poesía extranjera son
por lo demás insatisfactorias.
“Um país que sueña” es una antología de cien años de poesía
colombiana, no los últimos cien años, sino de aquellos que transcurrieron desde
el nacimiento de José Asunción Silva, uno de los primeros modernistas, en el
sentido de Rubén Darío, quien además construyó un universo estilístico y
referencial próximo del gran poeta nicaragüese: El paciente:/Doctor, un
desaliento de la vida
/ que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,/
el mal del siglo… el mismo mal de Werther,/
de Rolla, de Manfredo y de Leopardi./ (…)
El médico:/Eso es cuestión de régimen: camine/
de mañanita; duerma largo, báñese;/
beba bien; coma bien; cuídese mucho,
/ ¡Lo que usted tiene es hambre!…(p.27). Para completar puede contarse que el día 24 de mayo de
1886 Asunción Silva le pidió a un amigo médico que dibujara una cruz en el
corazón. Esa misma noche se suicidó con un tiro en el lugar señalado.
A propósito de este poeta varios de los textos de otros autores,
que van poblando esta antología, manifiestan una curiosa intertextualidad con
su obra, comenzando por el de Santiago Mutis (hijo de Álvaro Mutis, otro de los
grandes poetas colombianos) que tiene por título el nombre del poeta de Bogotá
y que refleja, de cierta manera, los procesos de diálogo y conflicto que las
generaciones de poetas colombianos han mantenido con su primer modernista: “ A lo largo de cien años/ hemos luchado para que al fin te
parezcas/ a nosotros—dueños de tus
cenizas/ Tu integridad/nos irrita y avergüenza/ Tu dignidad/ ofende/ a quienes
han preferido/ otros caminos.” (p. 330).
Conviene mencionar que los los cien años
retratados en esta antología corresponden a un periódo particularmente
turbulento de la historia de Colombia, marcado por una gran inestabilidad
política y social y por episodios de gran violencia, una época oscura, como
aparece descrito en el prólogo de esta obra. Al leer ese texto firmado por
Lauren Mendinueta, el lector no puede dejar de sentirse cautivado por lo que
propone, mostrar la poesía colombiana como »un espejo en el que se refleja (su)
sociedad« (p.15), en esa extrañesa resultante del hecho de que la poesía es
opuesta y, al mismo tiempo, fiel a la
realidad.
Digamos de una vez que esta tesis, que
aparentemente tiene todo el sentido en el caso colombiano, es muy poco
recomendable en la generalización que las palabras de la autora, a pesar de su
llanura, dan a entender. Basta pensar unos segundos en neustra propia historia,
también ella marcada por una serie de periódos oscuros, y que no por eso fueron
poéticamente los más enriquecedores. Parece que la historia de la poesía nos
permite concluir que su florecimiento o su agonía dependen mucho más de los
poetas y poco de los acontecimientos. Lo que actualmente se escribe en Portugal
es, en parte, prueba de lo que acabo de decir.
Esto no afecta, de ninguna manera, el mérito de este trabajo, al
cual debe darse el mayor de los destaques. Después de leer el prólogo no es
difícil intuir que la llegada las librerías de esta antología se debe, en casi
toda su dimensión, al esfuerzo personal de Lauren Mendinueta. Pero también al
excelente trabajo de Nuno Júdice, que tradujo cerca de 400 páginas de poemas de
más de sesenta poetas.
Pero, incluso así, esto no es impedimento para llamar la
atención hacia algunos aspectos menos logrados de esta antología. En el
principio del prólogo la autora dice que “esta no es una antología crítica ni
exhaustiva. De haber sido crítica reseñaría menos autores, de haber sido
exhaustiva incluiría necesariamente muchos más” (p.14). Una antología crítica
no se refiere propiamente a un criterio cuantitativo, pero sí a un trabajo de
construcción y sistematización de una propuesta de lectura que tendrá,
normalmente, un resultado menos inclusivo. No es por el número de poetas
incluidos que esta antología no es crítica, sino por la falta de criterio en la
selección, que se debe en parte al número de poetas escogidos, pero
principalmente a los pocos poemas escogidos de cada poeta, a la falta de pistas
de lectura sugeridas en el prólogo o a las cortas notas biográficas y a la
incapacidad de, tanto estos elementos como la selección de los poemas, dar a
entender a los lectores las singularidades, las propuestas y tensiones de la
poesía colombiana entre 1865 y 1965.
Este sistema de presentación y de selección tienen el gran
inconveniente de nivelar por lo bajo las antologías. Los pocos poemas que se
eligen por cada autor (normalmente tres o cuatro) impiden que se destaque que
hay grandes poetas nacidos en este periodo de la literatura colombiana.
Merecían mayor destaque autores como Guillermo Valencia, León de Greiff, Álvaro
Mutis o Gonzalo Arango, este último, incluso así, antologado con algunos de los
más interesantes versos de este libro: Éramos dioses y nos volvieron esclavos./Éramos hijos del Sol y
nos consolaron con medallas de lata./Éramos poetas y nos pusieron a recitar
oraciones pordioseras.( p.165) En este mismo sentido, admitiendo que en cien
años de poesía Colombia ha producido muchos más poetas merecedores de se
antologados, no es por esto que la selección deja de se bastante inclusiva y
que, en un último análisis, termina por conducir a una acumulación de poemas que,
salvo la cronología, ni viene ni va para
ninguna parte. En otras palabras, al terminar la lectura de “Un país que sueña”
uno queda conociendo a más de sesenta poetas colombianos, pero, infelizmente,
poco conocerá de la poesía colombiana. Es de lamentar que sea así,
principalmente porque queda por demostrar aquello que se escribió en el
prólogo: Colombia es “un país en el que se escribe una gran literatura” (p. 17)
o “es un país de poetas”. (p. 14)
Por otra parte, cuando Lauren
Mendinueta destaca la relevancia que los periodos de convulsión y violencia de
la historia colombiana tuvieron en las obras de gran parte de los poetas
antologados, habría sido interesante que este libro procurase en parte mostrar
eso mismo, lo que ocurre solo en algunas excepciones, como en los poemas
escogidos de María Mercedes Carranza, una de las mejores secuencias de este
libro: : Las
ventanas muestran paisajes destruidos,/ carne y ceniza se confunden en las
caras,/en las bocas las palabras se revuelven con miedo./ En esta casa todos
estamos enterrados vivos.(p. 253) o “El
asesino danza la Danza de la Muerte:
/
un paso adelante, una bala al corazón,
/
un paso atrás, una bala en el estómago.(…)
/Todas las lenguas de la tierra maldicen al asesino. (p. 256)
Los reparos que se hicieron deben, incluso así, ser atenuados.
Es de elogiar que alguien invierta semejante esfuerzo personal en la
divulgación de poesía, ya que aunque fuera
tan sólo por eso, esta antología merece un enorme elogio. E, todavía
más, porque en 400 páginas de poemas hay momentos que consiguen superar el tono
general al que los problemas de trabajo formal acabaron por conducir: “La
poesía es la única compañera/ acostúmbrate a sus cuchillos/ que es la única.
(de Raúl Gómez Jattin, p. 245).
----
* Se actualiza periódicamente. Junio 14, 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario