* Se actualiza periódicamente. Junio 15, 2012
Palabras
sobre el libro de Juan Manuel Roca, Galería de espejos.
Pensamientos
de un crítico académico colombiano, no de un “crítico nadaísta”.
Lo
que suscitó en mí su lectura. No es una valoración crítica sino reflexiones que
se desprendieron de su lectura.
Por
Armando Romero ( 1 )*
Mis
queridos amigos de NTC … ,
Pero antes de hablar del libro de Roca, déjenme reiterar mi admiración por el trabajo que ha hecho en Portugal nuestra gran poeta Lauren Mendinueta. La antología de poesía colombiana, Um país que sonha ( 1 , 2 ) **, es magnífica en la medida que por primera vez pone al alcance de un público tan selecto y exigente, como es el portugués, nuestro hacer poético. Y el hecho de que los 66 poetas, nacidos entre 1865 y 1965 ( cien años) e incluidos estén traducidos por Nuno Júdice, quizás el mayor poeta vivo actual de Portugal, es algo digno de gran orgullo para nosotros. Es una lástima que uno de nuestros buenos poetas, Jaime Jaramillo Escobar, no se dignara participar, a pesar de las múltiples solicitudes que Lauren le hizo. Digo esto para que no se piense, cuando empiece a circular la antología en Colombia, que este poeta fue excluido deliberadamente.
He leído con gran entusiasmo el libro de Juan Manuel. Es obvio, y el poeta así lo dice, que este no es un libro crítico sino más bien sus impresiones, lecturas, meditaciones sobre la historia de la poesía colombiana, y en este proceso destaca lo que es más importante para él, lo que arma su edificio poético en cuanto tradición. La verdad es que esto es bastante respetable y no tiene posibilidad de críica, exceptuando la posibilidad que deja para que uno disienta a momentos, amigablemente, con sus asertos.
Ahora bien, sin que esto sea una crítica, yo hubiera preferido que Juan Manuel nos hubiera entregado una memoria poética, donde se perfilara el espíritu de una época que él vivió y vive, y es aquella que salta de la década del 60 a la actualidad. Una memoria donde se pudiera ver con precisión y claridad el por qué de las diferencias estéticas y políticas entre los poetas y los escritores, el por qué de sus afectos y rechazos, para no usar la palabra odio, que no creo exista en Juan Manuel. Nadie como él ha vivido intensamente este ir de la poesía colombiana en los últimos 50 años. Si esta presencia se comparara con la mía, podríamos decir que él ha vivido el país real mientras que yo existo en un país inventado por la memoria y la imaginación.
Obviamente que en muchas cosas estoy de
acuerdo con Juan Manuel y comparto sus opiniones así como a veces el comparte
las mías. A manera de anécdota personal, sigo todavía preocupado de que se me
siga llamando “crítico nadaísta”, como si ese oximoron fuera una verdad
irrefutable. Creo que la falta de una crítica académica profunda, seria, en
Colombia, sigue creando estas posibilidades de calificación y encasillamiento. Si
bien yo participé un poco en el movimiento nadaísta en algunos años de la
década del 60, lo hice no para buscar una escuela literaria sino para encontrar
almas afines en mi rechazo a la “inteligencia” colombiana del momento. Es por
eso que todavía me asombra que se siga considerando a Jaime Jaramillo Escobar como
el mejor poeta de los nadaístas. No puede haber un poeta mejor en el nadaísmo porque todos son
diferentes, así como no hay un poeta mejor en la generación de Mito, o en los
poetas de lo que se denominó “generación sin nombre”, etc.
Esto me lleva a lo que decía antes
sobre la falta de una crítica académica seria, profunda, en Colombia. Creo que
es necesario decir ¡basta! a los que continúan con nuestro inocente y cándido
analfabetismo que proclama que la crítica se debe hacer desde el café, desde la
poltrona que amerita buenos y malos. Vemos entonces que se resalta a poetas
mediocres como los más grandes poetas de América Latina o se demerita a otros
porque no se los entiende o porque no son amigos, etc. Creo que este fue uno de
los males que trajo la vociferación nadaísta al ser interpretada como crítica
literaria y no como proclama violenta contra la cultura colombiana en general.
Lejos estaban los nadaístas de ser críticos literarios ya que la improvisación y
la ignorancia los marcaba. Debemos reconocer que los nadaístas no se
propusieron este camino porque estaba de frente contra sus prédicas
libertarias, anarquistas, pero si lo tomó la generación siguiente, la
encabezada por Juan Gustavo Cobo Borda, quienes buscaban retomar el juicio
crítico de la generación Mito, hablo de Gaitán Durán o Charry Lara.
Desafortunadamente estos poetas mezclaron la insolencia del nadaísmo con la
autoridad crítica de Mito, y el resultado fue un enmascaramiento de la crítica,
totalmente impresionista, como arma para establecer cánones, poderes en el
campo literario, control de las instituciones culturales. Es por esto que
podemos leer, con asombro, estas palabras de la profesora y poeta Piedad
Bonnett: “Lo primero que celebro de Galería de espejos es
su tono, totalmente alejado de las jergas académicas que a menudo complican
innecesariamente los textos críticos, como si partieran del supuesto de que la
sencillez es enemiga de la complejidad.” ( 1 ). A pesar de que en ciertas ocasiones
pudiéramos estar de acuerdo con estas palabras, especialmente con la crítica
literaria que usa un multiculturalismo desprendido de lo literario propiamente
dicho, ellas tienden a aprobar la improvisación, la falta de análisis, en el
estudio de la literatura como vaso comunicante, “órfico”, como quería Lezama.
Los norteamericanos, los franceses, los
italianos, han construido su edificio en poesía gracias a la visión de sus
grandes críticos, algunas veces desprendidos del acto mismo de crear. Northrop
Frye, T. S. Eliot, John Crowe Ransom, Harold Bloom, Paul Valery, Roland
Barthes, Gaston Bachelard, son nombres que recuerdo al azar. La
pregunta es: ¿Dónde está nuestra exigencia crítica, si todavía pregonamos el
sentimiento como juicio crítico? Yo sé que los poetas no tienen que ser
críticos de poesía, y así lo veo en el caso de Juan Manuel Roca, quien no
pretende de ello. El problema está en los que pretenden ser críticos sin tener bases para ello, o en los que desde la
academia deberían ayudar a fundar un pensamiento que se independice de los centros
literarios, del amiguismo, y que por fin señale la educación como forma del
conocimiento. Y este es un problema doble, porque bien sabemos que muchos no se
atreven a opinar, a levantar un aparato crítico sólido, por miedo a las
retaliaciones. Siempre le digo a mis alumnos acá en Cincinnati: uno de mis
mayores miedos es tratar de opinar, decir lo que pienso, criticar, sobre lo que
sucede en el mundo de la poesía en Colombia. Pocos son los que reciben la
crítica sin considerar que esto no va contra la persona, sino que es un juicio
con respecto a su oficio público.
Como ven ustedes, amigos de NTC …,
estos no son los pensamientos de un “crítico nadaísta” sino de un crítico
académico colombiano.
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Laureano Alba
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* Armando Romero ( 1 )
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Texto reproducido en el blog de Lauren Mendinueta (Jun. 16, 2012):
http://www.laurenmendinueta.com/armando-romero-comenta-galeria-de-espejos-el-libro-de-juan-manuel-roca/
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http://ntc-documentos.blogspot.com/2012_05_10_archive.html
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MENSAJES
De:
Juan Manuel Roca
Fecha: 17 de junio de 2012, 01:39
Asunto: TELEGRAMA PARA ARMANDO
ROMERO
Para: NTC … ntcgra@gmail.com *
TELEGRAMA PARA ARMANDO ROMERO
Gracias por opiniones sobre "Galería
de Espejos". Aclárote que en
ninguna parte te llamo "crítico
nadaísta". Digo que eres "el
más riguroso ensayista del grupo". Vuelve, querido amigo, a página
38 de libro mencionado y lo verás. No se dónde leíste lo primero, Stop.
Abrazo, Juan
Manuel Roca
* NTC … re-envió el telegrama de manera
inmediata a Armando Romero.
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Aquí la página 38 del libro que habíamos publicado el 12 de mayo de 2012: Armando Romero en el libro "Galería de espejos. Una mirada a la poesía colombiana del siglo XX" de Juan Manuel Roca. . http://ntcpoesia.blogspot.com/2012_05_12_archive.html
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Aquí la página 38 del libro que habíamos publicado el 12 de mayo de 2012: Armando Romero en el libro "Galería de espejos. Una mirada a la poesía colombiana del siglo XX" de Juan Manuel Roca. . http://ntcpoesia.blogspot.com/2012_05_12_archive.html
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Click derecho sobre la imagen para ampliarla en una nueva ventana.
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De: Laureano José Alba Camargo
Fecha: 17 de junio de 2012, 21:52
Asunto: RE: Palabras sobre el libro de Juan Manuel Roca, Galería de espejos. .Por Armando Romero. /// Cincinnati, Junio 15, 2012. ->
Asunto: RE: Palabras sobre el libro de Juan Manuel Roca, Galería de espejos. .Por Armando Romero. /// Cincinnati, Junio 15, 2012. ->
Para: NTC periódioco Virtual , ntcgra@gmail.com
Sin conocer el último libro de Juan Manuel podría
pensar que la poesía en Colombia, como en cualquier región del planeta ha sido
un sujeto al que es inútil someter a un juicio único y personal, sobre todo a
partir de la propia obra de quien intenta este ejercicio de gimnasia. Los
estereotipos y "tics" de los poetas más reseñados en los medios es lo
que ha ido imponiéndose. Y los clientes ajenos a la poesía han caído en la
trampa. Después del escándalo de los nadaístas que tantos celebramos como espectáculo,
han ocurrido hechos en la poesía que son mundos nuevos. Leer antologías es un
hecho deprimente al observar algunos nombres que gozaron de cierta celebridad y
sus huellas son lamentables. La poesía se mantiene, a pesar de los notables. Es
una hecho de vida. Solo eso.
Laureano Alba
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De: ARMANDO ROMERO
Fecha:
Cincinnati, 18 de junio de 2012, 14:03
Asunto:
Diálogo con Juan Manuel Roca y Laureano Alba. Fwd: telegrama
Para:
NTC … ntcgra@gmail.com
Mis
queridos amigos de NTC… ,
Celebro el marconigrama (palabra que
nos recuerda a Marinetti) de mi querido amigo y admirado poeta Juan Manuel
Roca, porque su aclaración me permite enfocarme de nuevo en esa calificación
grupal para mi trabajo académico que me ha seguido por varios años. Mi
filiación con el nadaísmo, a más de mi participación discreta en la década del
60, se debe casi exclusivamente a mi amistad con el poeta Jotamario Arbeláez.
Fue él quien nunca me olvidó en los años en que prácticamente desaparecí del
país gracias a mi continuo viajar por nuestra América toda. Muchas de las antologías y ensayos sobre este movimiento en
esas épocas niegan mi participación o la ponen como una nota al margen. Por
ejemplo, un trabajo de Darío Jaramillo, que yo mismo publiqué en el número
128-129 (1984) de la Revista
Iberoamericana de Pittsburgh, no incluye análisis sobre mi participación en
este movimiento. La antología nadaísta hecha por Eduardo Escobar para Arango
Editores (1992) me excluye también. Y la verdad es que nunca pensé que esta
cercanía al nadaísmo me iba a marcar como poeta o ensayista o crítico
perteneciente a una escuela literaria.
El nadaísmo como yo lo entendí, y lo
entiendo hoy, NUNCA fue una escuela o corriente literaria. El nadaísmo no es un
creacionismo, un ultraísmo o un estridentismo, y ni siquiera un surrealismo. En
1967 dicté una conferencia en la Casa de la Cultura de Quito, invitado por
Benjamín Carrión, la cual titulé “La revolución sin patas”. Y esa era la idea,
una revolución que no va a ninguna parte. Una vez, en 1969, en Caracas, el
poeta Juan Liscano me preguntó cuándo iba el nadaísmo a publicar su “cartilla”
literaria. Y yo le respondí que precisamente el nadaísmo era eso, ninguna
“cartilla” literaria, cada nadaísta podía tener la estética que le provocara,
con tal que no se montara en “los camellos” de Guillermo Valencia. Y yo he
hecho mi propia obra, a menudo distante
de Colombia, siguiendo mi hacer personal, no una estética nadaísta (que
no existe, como se puede ver).
Es así que cuando escribí mi libro Las palabras están en situación (1985)
no lo hice pensando como un nadaísta sino como un académico, asimismo mi libro Gente de Pluma (1989), y es el criterio
que utilicé en mi antología de la poesía latinoamericana, Una gravedad alegre (2007), etc. Agradezco a Juan Manuel sus
generosos calificativos con respecto a mi trabajo pero disiento de nuevo ser "el
más riguroso ensayista del grupo", porque yo no soy un ensayista o crítico
de ningún grupo literario, o por lo menos así me veo y pienso. Es cierto que he
escrito trabajos sobre el nadaísmo, pero lo he hecho con criterio académico,
polémico a veces, pero definitivamente valorando y criticando el nadaísmo sin
amiguismos o intenciones grupales.
A pesar de pecar de exceso en la reiteración,
vuelvo a llamar la atención a los lectores de poesía, y a los poetas mismos
colombianos, sobre el hecho de calificar a los integrantes del nadaísmo como
poetas superiores o inferiores, creando una competencia literaria que nunca
existió dentro de este grupo, al menos como proposición filosófica o literaria.
Jaime Jaramillo Escobar es un gran poeta pero NO es el mejor poeta del
nadaísmo, porque en el nadaísmo no puede haber un poeta mejor o peor ya que no
hay una estética general. Mi poesía, para no ir lejos, tiene poco que ver con
la de Jaime ya que en su etapa más cercana a mi presencia con los nadaístas se
acerca al surrealismo, y Jaime no tiene nada que ver con este hacer de la
imagen. Es por esta razón, para desvirtuar esta “valoración” de los nadaístas,
que en algunos de mis trabajos críticos he señalado que poetas que NO
pertenecieron al nadaísmo, aunque pudieron haber estado cerca de él, como es el
caso entre otros del mismo Juan Manuel Roca, Elkin Restrepo, Miguel Méndez
Camacho, hubieran podido sin ningún problema haber formado parte de este grupo
porque no existe una alineación estética: todos los nadaístas son diferentes, y
en la diferencia se convierten en poetas colombianos, sin más, como son ellos.
Y me atrevería a decir, si seguimos los “agrupamientos” al orden hoy en día,
que un poeta como Juan Gustavo Cobo Borda, quien desafía con sus primeros
poemas el establecimiento político y social colombiano, sería más nadaísta que
Amilkar Osorio, quien escribe una poesía barroca, conservadora, en esta época,
exceptuando sus poemas de adolescencia “Blusa roja” y “Plegaria nuclear de un
coca-colo”.
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Aprovecho
también para seguir el diálogo que trae el poeta Laureano Alba, quien me parece se acerca al debate sobre la
necesidad de aclarar el campo literario colombiano, pero con quien estoy en
desacuerdo, en el sentido que considero un libro como el de Roca muy valioso.
Roca nos permite ver su propia visión de la poesía colombiana, y estemos de
acuerdo o en desacuerdo, esto es muy importante, y es un paso adelante en la
búsqueda de un entendimiento de nuestro mundo literario. Como dije
anteriormente, me hubiera gustado mucho ver en este libro algo más personal,
algo que nos pusiera al tanto de ese suceder del mundo poético en Colombia en
los últimos años. Yo sé que esto es muy difícil y peligroso en cierta manera,
pero como adolecemos de una crítica académica incisiva, investigadora,
imparcial, el testimonio de los poetas se hace imprescindible. Recuerdo que
hace muchos años una revista literaria norteamericana me pidió hacer un número
dedicado a la poesía latinoamericana con estudios individuales de un grupo de
poetas que yo escogiera, acompañados éstos de estudios de críticos para cada
poeta, y una muestra de su trabajo. Como suele suceder, el viento de los
cambios canceló la revista y yo me quedé con gran parte del material ya listo.
Sin embargo, este trabajo produjo el testamento literario de Fernando Charry
Lara, de Fernando Arbeláez, entre otros, y el trabajo crítico de Rafael
Gutiérrez Girardot sobre Charry Lara. Todo esto fue publicado posteriormente y
ahora es material valioso en el estudio de nuestra poesía.
Tampoco estoy de acuerdo en que el
problema esté en las antologías. Es cierto lo que dice Alba de lo perecedero en
muchas de ellas, pero lo importante es desarmar los centros de poder literario,
los que permiten que poetas, algunas veces mediocres, se entronicen como poetas
nacionales o internacionales.
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Eso es todo por ahora, amigos de NTC,
dejo para otro día mis reflexiones sobre ese hecho tan inusitado, extraño, que
es el colocar a Pessoa al lado de Barba
Jacob ( 1 ). Nunca lo hubiera pensando, es casi como poner a Paul Verlaine al
lado de Ezra Pound.
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* Armando Romero ( 1 )
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Texto reproducido en el blog de Lauren Mendinueta (Jun. 16, 2012):
http://www.laurenmendinueta.com/armando-romero-comenta-galeria-de-espejos-el-libro-de-juan-manuel-roca/
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http://ntc-documentos.blogspot.com/2012_05_10_archive.html
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"... Pero antes de hablar del libro de Roca, déjenme reiterar mi admiración por el trabajo que ha hecho en Portugal nuestra gran poeta Lauren Mendinueta. La antología de poesía colombiana, Um país que sonha ( 1 , 2 ), es magnífica en la medida que por primera vez pone al alcance de un público tan selecto y exigente, como es el portugués, nuestro hacer poético. ..."
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Sobre este libro: http://ntcpoesia.blogspot.com/2012_03_10_archive.html
* Se actualiza periódicamente. Junio 15, 2012
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OTROS TEXTOS y DOCUMENTOS
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Las lunas de Roca
Por: Ángel Castaño Guzmán, acevedo.tatiana@gmail.com
El Espectador .com , Cultura |10 Jun 2012 - 9:00 pm : http://www.elespectador.com/ impreso/cultura/articulo- 352403-lunas-de-roca . Impreso: 11 Jun.
Quien busque en Galería de espejos*, el más reciente libro de ensayos del poeta colombiano Juan Manuel Roca, una minuciosa descripción de las influencias y los resultados de cada generación poética nacional, un cruce de miradas que sin descuidar los mecanismos de la estética eche mano de datos sociológicos y políticos para trazar un panorama a la vez amplio y detallado, no encontrará nada de ello en el volumen editado por Alfaguara.
Sin embargo, lo anterior no le resta importancia al trabajo a todas luces honesto del bardo antioqueño. El mismo Roca reconoce la subjetividad de su exploración al mencionar en las líneas liminares del capítulo Los espejos fragmentados, el ineludible acento personal de cada sentencia: No todos los espejos nos devuelven la misma mirada. En una galería de ellos siempre hay una luz distinta. Antes de comentar la imagen devuelta por la luna de esas páginas, menciono la valía del testimonio dado por los protagonistas de la historia –en el fondo la obra glosada no es cosa distinta a una bitácora de lectura, a las memorias codificadas del autor–, pues si bien carece del pulso taxidérmico de la academia revela caracteres sólo visibles para los artistas. Cualquiera provisto de mediana sensatez le prestará atención a la conversación sostenida sobre cine por Truffaut y Hitchcock; también se la dará, desde luego, a las opiniones de uno de los nombres significativos de la lírica latinoamericana vigente, así estas, lo repito, no pasen de ser impresiones cimentadas en la intuición, verbigracia la creencia de que a pesar de su condición de óperas primas Suenan timbres y Los poemas de la ofensa hacen palidecer el resto de la producción de Vidales y Jaramillo Escobar. No hay sorpresas, salvo quizá el lugar marginal otorgado a la obra de William Ospina, ni sobresaltos, en la revista de Roca; tampoco, omisiones mayúsculas ni inclusiones polémicas. El saldo de decapitaciones es bajo, apenas dos: Guillermo Valencia y Gonzalo Arango. El primero encarna la antítesis de la buena poesía mientras el autoproclamado profeta del nadaísmo es puesto en la frontera del chispeante prosista y del versificador nadista –perdonen el roqueano juego de palabras–. A última hora recibe indulto Eduardo Carranza al trocar las muchachas suspirantes de Canciones para iniciar una fiesta por la cofradía de fantasmas de Epístola mortal. Los aplausos son ofrendados, en orden de intensidad y duración, a Aurelio Arturo, Héctor Rojas Herazo, Álvaro Mutis, Luis Vidales, Luis Carlos López, de quien se nos informa que la desviación de un ojo y no su ausencia fue el padecimiento ocular del cartagenero; Jorge Gaitán Durán y Fernando Charry Lara. Lo dicho: ni sorpresas ni sobresaltos. Un lector informado habría delineado un croquis similar, aunque difícilmente con semejante destreza.
Algunos pasajes del libro en comento, con leves variaciones, hacen parte de Cartógrafa memoria (2003), publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Eafit – concretamente los dedicados a José Asunción Silva, Aurelio Arturo, Luis Vidales y el ensayo final sobre la incidencia de la confrontación armada en la ars poética colombiana–. En diversos momentos, el autor señala con acierto que la suya es una de las tantas historias de la poesía colombiana de la centuria pasada. Diestro poeta, novelista de cortos alcances, ensayista ajeno a la querella, ingenioso hacedor de travesuras verbales –quien haya asistido a una de sus conferencias atesora varias–, cuentista prescindible y periodista de ocasión, Roca conquistó un sitio nada despreciable en el actual horizonte de las letras hispanas. Con el paso de los años aumenta el número de voces que lo incluyen en las quinielas del Nobel de Literatura. A fin de cuentas, eso no importa. Perteneciente a la generación desencantada –propone el término inxilio para llamar a los líricos aparecidos una vez el incendio del nadaísmo perdió altivez–, califica la creación poética a partir de su consciente alejamiento de la gravedad de opereta y de la manía de encontrar en todo lado, incluso en la amada vulva, un jardín.
* Galería de espejos. Juan Manuel Roca. 2012. Alfaguara.298 págs. Ensayo.
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http://ntcblog.blogspot.com * , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia.
* Se actualiza periódicamente. Junio 19, 2012
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